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El nombramiento de Van Rompuy amenaza con sumir a Bélgica en una nueva crisis

Las 'quinielas' señalan al polémico ex primer ministro Yves Leterme, como sustituto del nuevo presidente estable de la UE

El primer ministro belga, Herman Van Rompuy, elegido primer presidente estable de la Unión, y la británica <b>Catherine Ashton</b>, nombrada Alta Representante de Política Exterior de la UE

El primer ministro belga, Herman Van Rompuy, elegido primer presidente estable de la Unión, y la británica <b>Catherine Ashton</b>, nombrada Alta Representante de Política Exterior de la UE

La clase política belga se ha mostrado este viernes dividida entre el honor que supone el nombramiento de Herman Van Rompuy como primer presidente estable del Consejo Europeo y la preocupación de perder un primer ministro que había logrado dar estabilidad a la frágil coalición gubernamental tras meses de turbulencias.

Los partidos políticos buscan ahora un sustituto del todavía primer ministro belga que este viernes presidió, como estaba previsto, un comité ministerial restringido, luego se desplazó al castillo de Laeken para ser recibido en audiencia por el Rey Alberto II y regresó a la sede del Gobierno federal para asistir a la reunión del Consejo de Ministros.

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Según las declaraciones de varios presidentes de partidos, todos quieren actuar con rapidez y parecen optar por un escenario que limite al máximo los movimientos y evite tocar el acuerdo gubernamental y los equilibrios entre los diferentes partidos. De hecho, la presidenta del partido cristianodemócrata al que pertenece Van Rompuy (CD&V), Marianne Thyssen, recordó que sólo hay que reemplazar a una persona.

En este momento, el nombre que más suena para volver al número 16 de la Rue de la Loi, sede del Gobierno belga, es el polémico Yves Leterme, actual ministro de Exteriores, predecesor de Van Rompuy en el cargo y responsable de la caída en pleno del Gobierno tras el estallido del escándalo Fortis al trascender las presiones ejercidas ante la justicia para hacer prosperar la venta del banco belga al francés BNP Paribas.

Leterme regresó al Ejecutivo gracias a la salida del Gobierno de Karel De Gucht, que dejó Exteriores para asumir la cartera de Ayuda Humanitaria en la Comisión Barroso el pasado mes de julio. Ahora podría volver a liderar el gobierno también por exigencias de la Unión Europea.

Así pues, además del primer ministro habrá que buscar un nuevo jefe de la diplomacia. Los liberales, según las informaciones recogidas por la prensa local, podrían aprovechar la ocasión para volver a hacerse con este puesto que perdieron con la marcha de De Gucht y el nombre que suena para el puesto es el del actual ministro de Cooperación, Charles Michel.

Queda por ver si las cosas se pararán ahí o habrá más cambios tan sólo cinco meses después de la última remodelación gubernamental. Además, primero Van Rompuy tendrá que presentar su dimisión ante el Rey para que se desencadene el proceso para nombrar a su sucesor.

Van Rompuy asumirá oficialmente su nuevo cargo el próximo 1 de diciembre, cuando entre en vigor el Tratado de Lisboa, aunque no ejercerá su labor de presidente del Consejo Europeo hasta enero, coincidiendo con la presidencia de turno española.

Van Rompuy sin Van Rompuy

En todo caso, el deseo unánime de los ministros belgas es "mantener la estabilidad del país", tal y como subrayaba este viernes el Ministro de Finanzas, el liberal Didier Reynders. "Habrá que hacer de Van Rompuy sin Van Rompuy", resumía por su parte la responsable de Asuntos Sociales Laurette Onkelinx, del Partido Socialista, que apostó por "la serenidad, la negociación tranquila y un compromiso en el que no haya vencidos".

Se quiere así evitar reabrir "la caja de Pandora del acuerdo gubernamental" en el que hubo que hacer todo tipo de equilibrios para acomodar a los cinco partidos de la coalición. "Todo el mundo quiere que sigamos trabajando rápidamente, con el mismo espíritu", decía la ministra de Inmigración y Empleo, Joëlle Milquet (del cdH, partido socialcristiano valón).

La prensa belga, por su parte, también se felicitaba unánimemente por el nombramiento de Van Rompuy mostrando al mismo tiempo los primeros síntomas de preocupación en el seno de los francófonos. De hecho, el hábil primer ministro se va en vísperas de las complejas negociaciones sobre la minoría francófona de la periferia de Bruselas situada en la neerlandófona Flandes.

Herman Van Rompuy sucedió en diciembre de 2008 a Yves Leterme, que no goza de buena reputación entre los francófonos por sus frecuentes errores. "La vía está libre para Yves Leterme. Podría volver rápidamente al número 16 de la Rue de la Loi. Contenemos la respiración", subraya el diario Le Soir con un punto de resignación.

 
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