Sociedad
INMIGRANTES

Los 'Cyber locutorios' que reducen distancias

Digitalizados por fuerza y la necesidad

El locutorio, es un lugar sagrado para los inmigrantes ya que los conecta con el otro lado del mar de una forma rápida y barata. Cada fin de semana se ven desbordados de clientes.

Rodrigo Rodas apenas terminó el colegio y después se vio obligado a trabajar para mantener a su familia. Nunca había tocado un ordenador y menos hablado con alguien a través de la cámara web. Ahora, a sus 45 años, es un experto 'chateando'y cada domingo se comunica con sus seres queridos por ese medio.

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"Mi hija me creó el correo desde Ecuador y con ayuda del encargado del locutorio me pude conectar al messenger. Chateamos y veo a mis hijos, en sus cumpleaños, a veces lloramos,me cuentan sus peleas entre ellos, o que su mamá no les deja salir a las fiestas;es como estar con ellos", cuenta emocionado.

Los fines de semana, los locutorios están repletos de inmigrantes. Una gran parte de ellos se comunicacon la familia yamigos por correo electrónico y el chat. Los más jóvenes empiezan a hacer uso de las redes sociales para colgar sus fotografías de su vida en España. Esta demanda ha hecho que estos negocios proliferen, especialmente, en los barrios con mayor población latinoamericana. Además, muchos de estos negocios están regentados por los propios inmigrantes que ofrecen el servicio de llamadas, Internet, envío de dinero, venta de tarjetas, envío de paquetería, entre otros.

Sólo en la capital existen más de 4.000 establecimientos; alrededor de 900 de estos locutorios han abierto sus puertas en 2008, según datos del Ayuntamiento. Pese a la crisis, estos negocios han sobrevivido gracias a la demanda y la necesidad de comunicación de los inmigrantes. Aunque también son utilizados por españoles.

José Luis de Perú, ha trabajado durante un par de años como dependiente en varios locutorios. El último de sus trabajos quedaba por la Glorieta de Bilbao y era de dueños colombianos. "Ingresa un promedio de 3.000 euros diarios, de viernes a domingo, por concepto de llamadas, tarjetas y envíos", explica.

Sin embargo, se queja de los bajos sueldos que pagan. "Nunca me pagaron horas extras ni horario de nocturnidad", señala algo molesto y resaltaque por nueve horas de trabajo percibía 600 euros mensuales.

Basta recorrer Lavapiés, Usera, Prosperidad, Pueblo Nuevo, entre otras zonas, para encontrar estos negocios puerta con puerta y con carteles que anuncian todo tipo de servicio y con las tarifas de llamadas reducidas al máximo.

Lucía Vera es otra asidua a los Cyber-locutorios donde habla y chatea cada fin de semana con su niña de siete años que dejó con sus padres en Cali. "Primero llamo por teléfono a mi hermana para que vayan a un Internet, que hay muchos en mi barrio, y cuando se conectan ponemos la cámara y puedo hablar con mi hija. La estoy viendo crecer y cambiar de dientes y eso llena el vacío de su ausencia", manifiesta.

Estos centros de 'peregrinaje' no sólo han generado una nueva forma de negocio sino han contribuido a unir familias. Es común ver a una madre que habla a sus hijos, un joven que lee los periódicos online de su país, otro que chatea con su novia. El acceso a la tecnología y los bajos costos han creado una nueva forma de comunicación que acorta distancias.

 
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