"Que no soy un sicario, que soy cocinero"

José Ignacio estaba en el lugar equivocado, en el momento equivocado y sufrió las consecuencias de una operación policial ordenada por la Audiencia Nacional para desarticular una peligrosa banda de sicarios y secuestradores colombianos.

El dispositivo policial se instaló el 14 de enero de 2005, a la una de la madrugada, en una calle de Madrid por la que debía de pasar en una motocicleta el sicario colombiano. Sin embargo, el que pasó fue José Ignacio, de nacionalidad española y cocinero de profesión.

Los agentes le dieron el alto, se echaron encima de él y le propinaron un sinfín de golpes y patadas. Él les explicó a gritos que no era colombiano, sino español y que era cocinero, no un sicario. El malentendido se resolvió después de unos largos minutos y terminó con José Ignacio en un hospital de Madrid donde se recuperó de sus heridas.

La sentencia de instancia condenó a los tres policías a 3 años de cárcel. Ahora el Supremo les absuelve del delito de detención ilegal porque los agentes se limitaron a cumplir las órdenes de su superior jerárquico y el delito de lesiones lo rebaja a falta, con lo que la condena a estos miembros del Cuerpo Nacional de Policía se reduce a una multa de 1.200 euros para cada uno de los agentes.