La Fiscalía pide hasta 23 años para los etarras que intentaron volar el complejo Azca
El fiscal de la Audiencia Nacional solicita penas de prisión de entre 20 y 23 años para los cuatro presuntos miembros del comando de la T-4
La Fiscalía de la Audiencia Nacional solicita penas de entre 20 y 23 años de prisión para los presuntos miembros de ETA Igor Portu, Mattin Sarasola, Mikel San Sebastián y Joseba Iturbide por la comisión de delitos de pertenencia a organización terrorista, conspiración para la realización de estragos terroristas, tenencia ilícita de armas y depósito de explosivos por planear un atentado contra la zona comercial y empresarial de Azca, en Madrid, en diciembre de 2007.
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Según el fiscal en su escrito de calificación provisional, hecho público, los cuatro acusados, miembros del denominado ''Comando Elurra'' -responsable del atentado contra la T-4 que provocó la muerte de dos ciudadanos ecuatorianos- alquilaron un vehículo en el que se desplazaron a Madrid, con objeto de examinar la citada zona comercial.
El escrito defiende que los procesados accedieron a un parking situado en la confluencia del Paseo de la Castellana y la calle Raimundo Fernández Villaverde, que escogieron como punto para colocar en el futuro un coche-bomba.
Además, el Ministerio Público acusa a los cuatro imputados de participar en la construcción de dos zulos, en las cercanías de las localidades de Nocito (Huesca) y de Lesaka (Navarra) donde ocultaron distinto material -armas y explosivos básicamente- con objeto de distribuirlo por distintos puntos de la geografía española.
El escrito aclara que el ''Comando Elurra'' se desarrolló a partir de un talde anterior, el ''K-Goiztiarrak'', cuya función principal consistía en el traslado desde Francia de miembros liberados de la organización terrorista ETA. De este modo sus integrantes participaron en al menos cuatro desplazamientos a través de un punto cercano a la frontera situado en territorio navarro entre junio de 2002 y finales de 2004.
Portu y Sarasola fueron detenidos el 6 enero de 2008 en Mondragón (Guipúzcoa) cuando se disponían a subir a una furgoneta portando dos mochilas en las que se localizaron dos revólveres que correspondían con los sustraídos en la localidad francesa de Vauvert por la banda terrorista ETA en octubre de 2006.
