España levanta su quinta corona europea
Los de Venancio López vencen a Portugal (2-4) en la final europea
Debrecen
La selección española de fútbol sala levantó su quinto título continental después de doblegar al combinado de Portugal (2-4) en una final, que sirvió para alargar el inmaculado currículum del equipo entrenado por José Venancio López, que evidencia en cada cita de calado europeo su soberanía y superioridad en el 'Viejo Continente'.
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España añadió a los libros de historia su Campeonato de Europa número cinco, una cifra que no alcanzarán ni en una década selecciones como Rusia o Italia, las otras dos que constan en el palmarés de dicho certamen. Un torneo que desprende color rojo se mire por donde se mire. Tras el primer éxito del fútbol sala español en el Europeo de España, en 1996, llegó el segundo título en Rusia (2001) venciendo en territorio ajeno a uno de los claros favoritos a disputarle el título y quién había impedido la victoria sólo dos años antes. Aún así, el equipo de Javier Lozano mantiene otro mérito en su expediente.
España, clara dominadora del fútbol sala europeo, siempre ha obtenido medalla en los Europeos y ha ganado cinco de las seis finales que ha disputado. Sólo se escapó la del Europeo de Granada en 1999, donde cedió en la tanda de penaltis ante Rusia después de empatar (3-3) al término del tiempo reglamentario. Tras la cita de Italia (2003), donde España se adjudicó el bronce, la 'Roja' regresó a su camino de rosas en la República Checa (2005). Ahí se volvió a hacer justicia, al igual que en 2007, en Portugal. En estas dos ediciones, España ganó venciendo en la final a los dos únicos combinados que se habían atrevido a alzarse con el título tras derrocarla.
En Debrecen, el conjunto entrenado por José Venancio López demostró su costumbre de ganar y su hambre insaciable de seguir siendo ese muro infranqueable a pesar de los escollos inesperados que ha tenido que superar durante el Europeo húngaro, con el dichoso penalti de cuartos como origen de todo.
España no tuvo problemas para alcanzar el título, salvo el polémico penalti de Javi Rodríguez en cuartos de final. Una decisión arbitral pudo impedir la clasificación española para las semifinales. Los colegiados, expulsados por la UEFA, negaron la evidencia y obligaron a continuar con la tanda de penaltis a pesar de la victoria de la 'Roja'. Fernandao metió el definitivo y España certificó su pase a las semifinales. Allí barrió a la República Checa (8-1) con uno de los mejores partidos de la historia más reciente de este equipo y mandó un mensaje a la UEFA. Hasta entonces, la fase de grupos había sido un proceso de adaptación que se saldó con las goleadas a Bielorrusia y a Portugal, la misma que agachó la cabeza en la final. España fue fiel a su obligación y también a su destino.
