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La inusual visita del Papa a Reino Unido no completa el aforo

Según informa la BBC, miles de entradas para asistir a los actos del Pontífice siguen sin venderse

(Reuters)

El Papa Benedicto XVI realiza esta semana una desafiante visita a Reino Unido - la segunda de un Pontífice en la historia - y su recibimiento en uno de los países más laicos de Europa será desde educada hasta indiferente, o incluso directamente hostil. Muestra de ello serán las sillas vacías que verá en la vigilia del sábado en Hyde Park.

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El Papa no despierta la atención de los británicos. Según informa la BBC, aún quedan miles de lugares vacantes para asistir a los diversos actos del Pontífice. Las diócesesis de Inglaterra y Gales han informado que miles de sillas no se llenarán para una vigilia, el sábado, en el Hyde Park londinense y la misa que se celebrará el domingo en Birmingham para una beatificación. El hecho de que los británicos tengan que pagar por ver al Papa es una de las principales razones de su poco tirón.

Además, el viaje ha creado descontento entre algunos ciudadanos por costear los contribuyentes parte de la factura del viaje.

La visita de cuatro días que comienza el jueves se ha visto rodeada de polémica, y la recepción será una sombra de la pomposa ofrecida al carismático Juan Pablo II en 1982.

"Siempre ha habido protestas en los viajes, pero esta vez la contestación parece mayor", dijo el portavoz del Vaticano, el padre Federico Lombardi. "Esto forma parte del clima en un país como Inglaterra, que es plural y directo".

Los organizadores del Vaticano son conscientes de que Benedicto XVI, que realiza el viaje como jefe de Estado a invitación de la reina Isabel II, visita un lugar donde la historia prácticamente ha incrustado sospechas respecto al papado en la psique nacional.

Benedicto XVI es el segundo Papa que visita el país desde que el rey Enrique VIII estableció la Iglesia de Inglaterra en 1534 ante la negativa del Vaticano a anular su matrimonio con Catalina de Aragón.

Los católicos no recuperaron el derecho a votar hasta 1829 y los miembros de la familia real británica que se casan con un católico aún tienen que renunciar a su derecho al trono.

Cuando Benedicto XVI visite Edimburgo y Glasgow, en Escocia, y Londres y Birmingham, en Inglaterra, tendrá previsiblemente poca significación histórica, como sí la hubo hace 28 años.

 
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