Condenan a un colegio a pagar 1.000 euros a un niño que recibió collejas
El escolar recibía "collejas" de siete de sus compañeros" en los vestuarios, por lo que tuvo que dejar el colegio
Se trata de un colegio religioso de Barcelona en el que lo hechos ocurrieron en 2005. Los siete menores, ahora mayores de edad, han sido condenados penalmente a una amonestación y uno de ellos a 40 horas de prestaciones en beneficio de la comunidad.
Tras la clase de gimnasia, los niños, que entonces tenían unos 15 años, aprovechaban que la luz del vestuario se apagaba automáticamente, para pegar a la víctima, según explica la sentencia. El 'juego' se repitió al menos en cuatro ocasiones, y en él todos participaron por igual, a excepción de uno de ellos, que sólo lo hizo una vez.
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Además uno de los acusados, Y.M.P., en una ocasión, dio un puñetazo y una patada a la víctima. El 21 de noviembre de 2005 Y.M.P. le dijo a la víctima que era "un chivato". "Cuando salgamos del colegio a las 13.30 horas te meteré", le espetó, aunque no se presentó a la hora indicada.
La Fiscalía y la acusación particular calificaron los hechos de un delito contra la integridad moral, aunque el Juzgado de Menores número 3 de Barcelona les condenó finalmente solo a una amonestación por cuatro faltas de maltrato sin causar lesión, y a Y.M.P. también por una falta de amenazas.
La familia de la víctima interpuso un recurso porque no estaba conforme con la pena, y ahora ha sido desestimado por la Audiencia de Barcelona.
"La condena -que ya es firme- nos parece vergonzosa. Y más teniendo en cuenta que los mismos acusados explicaron lo que había pasado", ha apuntado la madre, que asegura que tuvieron que marcharse de Barcelona un tiempo para que su hijo se curara.
Según ha explicado la madre del niño, empezaron a notar que el menor estaba "extraño" y lo llevaron al hospital. "Nunca buscamos golpes, sino alguna enfermedad, porque decía que le dolía la barriga", ha explicado, que ha asegurado con en seguida se dieron cuenta "de que los problemas llegaban a la hora de ir y volver del colegio". La madre, Rosa María M., llamó en varias ocasiones a la tutora, que le aseguró que "todo era normal".
Ha explicado que un día su hijo se puso muy violento en casa y se derrumbó, explicándole a su madre que otros niños le hacían "bulling", pegándole tras la clase de gimnasia. Sin embargo, según ella, cuando se lo explicaron a la tutora, ésta no acabó de creerselo y a los pocos días convencieron al niño para volver al colegio.
La tutora lo calificó de "juego"
Según la madre, la tutora reunió entonces a la víctima con varios de los acusados -uno de ellos, Y.P.M, no asistió a la reunión porque estaba expulsado por mal comportamiento- y les pidió que no volvieran a "jugar a ese juego". A la víctima le pidió que no les "provocara".
El niño expulsado volvió, y fue entonces cuando le amenazó con que le pegaría a la salida, hecho que desencadenó que la familia decidiera denunciar ante los Mossos d'Esquadra.
La madre asegura que el agente de los Mossos que se encargó de la investigación recomendó a la familia no dejar que el niño saliera solo de casa y que, en caso de que no pudieran acompañarle, les avisaran.
El niño dejó el colegio y a pesar de que desde el centro les avisaron de que el niño "no podía estar sin ir al colegio", no volvió hasta que pudieron cambiarlo a otro instituto.