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Obama guarda silencio ante la masiva filtración de Wikileaks

La Casa Blanca no se pronuncia en medio de los llamamientos internacionales para que EEUU diga por qué hizo caso omiso de las torturas sistemáticas en Irak

La Casa Blanca ha guardado silencio ante la filtración de documentos de Wikileaks sobre la guerra de Irak, en medio de los llamamientos internacionales para que EEUU diga por qué hizo caso omiso de las torturas sistemáticas en ese país.

Wikileaks ha desvelado los informes de campo redactados por soldados estadounidenses entre 2004 y 2009. Los medios que tuvieron acceso por adelantado a los 391.000 documentos (The Guardian, New York Times, al-Jazeera, Der Spiegel y Le Monde) concluyeron que EEUU ignoró la mayoría de las denuncias de torturas, abusos, e incluso de posible asesinato, de cientos de prisioneros por parte de las fuerzas iraquíes.

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Los tribunales iraquíes se basan en las confesiones para realizar condenas, lo que ha llevado a frecuentes acusaciones de tortura.

El diario The New York Times señala que el ignorar la mayoría de los casos de abusos equivale a "indiferencia institucional". El Times menciona que la situación es particularmente significativa, dado que el plan de Obama de retirar a las tropas estadounidenses de Irak se asentó en el traspaso de las funciones de seguridad a la policía y al ejército local iraquíes.

El relator especial de la ONU sobre la tortura Manfred Nowak y la organización de derechos humanos Amnistía Internacional han instado a Obama a abrir una investigación sobre la participación de las fuerzas estadounidenses en los abusos de los derechos humanos en Irak.

Nowak dijo a la BBC que EEUU tiene la obligación moral y legal de investigar los casos creíbles de complicidad de soldados estadounidenses en torturas.

El relator de la ONU insistió en que, de ser auténticos, los documentos reflejan claras violaciones de la Convención de las Naciones Unidas contra la tortura.

"Según la convención, existe la obligación por parte de los estados de criminalizar cualquier forma de tortura (...) y por supuesto la de investigar cualquier caso, llevar a los culpables ante la justicia y también ofrecer a las víctimas el derecho a una adecuada compensación", dijo Nowak.

Amnistía Internacional ha indicado en un comunicado que, al igual que el resto de gobiernos, EEUU "tiene la obligación bajo el derecho internacional de asegurar que sus fuerzas no usan la tortura y que las personas detenidas por fuerzas estadounidenses no son entregadas a autoridades que puedan torturarlas".

Malcolm Smart, director de Amnistía para Oriente Medio, insistió en que EEUU incumplió esa obligación en Irak a pesar del "gran volumen de pruebas" de que la tortura está extendida en el país.

Los informes también han provocado la reacción del Gobierno iraquí, que prometió investigar las alegaciones de abusos.

"El Gobierno no mostrará indulgencia cuando lo que está en juego es el derecho de sus ciudadanos", afirmó la oficina del primer ministro en funciones iraquí Nuri al-Maliki en un comunicado.

La oficina del primer ministro, que lucha por mantenerse en el poder después de que las elecciones del pasado 7 de marzo no arrojasen un claro ganador, afirmó también que la difusión de los documentos atenta contra su reelección.

"Hay objetivos políticos detrás de esta campaña mediática y algunos buscan utilizar estos documentos contra los dirigentes nacionales, sobre todo el primer ministro", dice el comunicado.

La Casa Blanca mientras tanto guarda silencio ante la filtración, condenada solo por el Pentágono. Éste señaló que "no hay nada que pueda indicar la existencia de crímenes de guerra", pero sí aparecen "300 nombres de iraquíes en posible peligro" por lo que "el país es más vulnerable ahora".

Previamente, la secretaria de Estado, Hillary Clinton, había condenado "en los términos más claros posibles" cualquier filtración de documentos que "pongan en peligro vidas estadounidenses o de sus aliados".

En la misma línea, el Gobierno británico ha condenado la difusión de los documentos que, dijo, "pueden representar un riesgo para la vida de las tropas".

Los documentos divulgados revelan también la muerte de 15.000 civiles de la que no se había informado hasta ahora.

 
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