Harry Potter, prejubilable
'Harry Potter y las reliquias de la muerte, Parte 1' insinúa lo que podría ser el futuro cercano para Daniel Radcliffe: la prejubilación forzosa por agotamiento
Diez años después de su primera batalla, Harry Potter y sus amigos siguen huyendo de Voldemort, y de paso, amasando una fortuna que les bastaría para convertirse en jubilados veinteañeros. Las seis primeras películas han recaudado hasta el momento - con la piratería funcionando a toda máquina- 3.900 millones de euros.
Con el estreno de la séptima entrega de la saga, el chicle se estira sin piedad, con la crueldad añadida de que al final de los 146 minutos no hay grandes emociones. Ni siquiera el Voldemort desnarizado, interpretado medio digitalmente por Ralph Fiennes y que apenas aparece en dos escenas, consigue poner en peligro de muerte a Harry.
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La saga ha ido perdiendo el sutil encanto de la magia y ha sido reemplazado por cañonazos que salen de las varitas. Tampoco los escarceos amorosos y escenas de celos que le monta Ron (Rupert Grint) a Hermione (Emma Watson) emocionan al público neutral. Otra cosa es la pasión de los fans incondicionales, dispuestos a derretirse con bailes cursis entre Harry Potter y Hermione.
Para rematar el tostón, el director David Yates -autor de las 4 entregas finales- reduce la participación de los grandes secundarios del cine británico a brevísimas intervenciones. Helena Bohnan Carter, Rhys Ifans o Brendan Gleeson pasan a velocidad de escoba voladora, añadiendo al bostezo la irritación que causa el abrupto final interruptus que nos emplaza al próximo verano para ver la apoteosis final. Y será en 3 D, para aumentar la recaudación final.
La saga cinematográfica de Harry Potter ha dado más dinero que buen cine. Desde luego, ninguno de los tres actores protagonistas tienen carisma como para perdurar mucho más tiempo sin ayuda de la magia. Lo más positivo de Potter ha sido el acercamiento de miles de chavales a los tomos de JK Rowling, y quizá la iniciación a la lectura gracias al niño mago. Y entre las marcianadas, hay una especialmente divertida: la creación de una nueva modalidad y competición deportiva, la Copa Mundial de Quidditch. Ahí va el link por si les interesan las carreras de escobas.