Ocio y cultura

Ana María Matute, Premio Cervantes 2010

Era una de las candidatas que sonaban con más fuerza para llevarse el premio

La escritora catalana Ana María Matute, de 85 años, ha ganado este miércoles el Premio Cervantes 2010, considerado el galardón más importante de las letras hispanas y que concede el Ministerio de Cultura al conjunto de la obra de un autor

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La rueda de prensa de Ana María Matute, en un céntrico hotel de Barcelona, se ha convertido en la máxima expresión de la felicidad de la autora. "¡Estoy feliz, enormemente feliz! Me siento enormemente emocionada, contentísima, enormemente feliz, porque me han dado un premio que me encanta, y estoy muy contenta por tenerlo". Tiene 85 años, ha asegurado que 'Olvidado Rey Gudú' es su novela favorita, y ha revelado que acaba de descubrir la novela negra. "Me lo paso fenómeno. Lástima que yo no tenga capacidad para escribirla". Una pregunta le provoca una reacción contundente: "Uno no escribe para ganar premios -sentencia Matute- si te los dan, maravilloso. Habrá quien lo haga, pero yo no. No entro en esas filas".

La veterana escritora se ha referido también a las dos décadas de depresión que la alejaron de las letras. "Hubo una etapa de mi vida en la que sufrí mucho, lo pasé muy mal. En mi recuperación tuvo mucho que ver Carmen Balcells. Faltaba el final de 'Olvidado Rey Gudú' y me dijo 'termínalo'. Salió y volví a ser 'La Matute'". En su encuentro con los informadores, ha mezclado su oficio con sus sentimientos. "Te tengo que confesar que esta noche no he dormido, tenía unos nervios que me moría". Ha confesado que no esperaba el premio, pero que este año su nombre había sonado con más insistencia "y yo he dicho pues hombre, a lo mejor no soy tan mala".

La concesión del premio

El fallo de este premio, que está dotado con 125.000 euros, fue hecho público por la ministra de Cultura, Ángeles González-Sinde, tras la reunión que ha mantenido el jurado, y ha explicado que se han producido seis votaciones y en la última se ha aprobado el nombre de Matute por mayoría. González-Sinde, después de anunciar el premio, ha destacado que la escritora "desde niña declaró su vocación de ser narradora", y ha planteado que "mantenerla y hacer de ella una forma de vida es un ejemplo maravilloso para todas las mujeres" que se dedican a la cultura.

"Estoy muy contenta, así se lo he transmitido cuando la he llamado, y ella también lo está, así que en ese sentido es un día feliz", ha manifestado la titular de Cultura en rueda de prensa, que ha señalado también que la escritora, aparte de su "capacidad para manejar diferentes tonos para diferentes públicos, tiene un mundo y un lenguaje propio", por lo que ha reconocido que admira su "trayectoria vital".

Una vida dedicada a las letras

Ana María Matute Ausejo (Barcelona, 1925) ha sido una de las eternas candidatas para este prestigioso galardón. Premio Nacional de las Letras y académica de la Lengua, está dama de las letras es considerada como una de las prosistas con mayor capacidad de fabulación. Esta 'maga del bosque', como a ella le gusta calificarse, es creadora de un mundo narrativo propio, lleno de unicornios, trasgos, duendes, cuartos cerrados, y paraísos inhabitados, con los que siempre ha intentado buscar su lugar en el mundo.

La Edad Media, la infancia, la injusticia social, los marginados, la incomunicación, la guerra y la posguerra, y la otra orilla, porque ella siempre se ha situado "al margen", son los temas que han centrado la gran obra de este mujer, que nació en Barcelona, en 1925 y que a los 17 años escribió su primera novela, "Pequeño teatro", una obra que para publicarla necesitaba el permiso de su padre y así lo pudo hacer ocho años más tarde.

Libre, moderna, rebelde, Ana María Matute siempre ha dicho que la palabra era "lo más hermoso que se había creado" y que su sitio, su lugar, era "el bosque" y ese fue el tema, precisamente, que escogió para su discurso de entrada en la Real Academia de la Lengua en 1998 para ocupar el sillón "K": "En el bosque", que así era el título. "El bosque es para mí, el mundo de la imaginación, de la fantasía, del ensueño, pero también de la propia literatura, y, a fin de cuentas, de la palabra", dijo.

La narradora es autora de títulos imprescindibles como "Torre vigía", "Olvidado Rey Gudú", "Aranmanoth", "Los soldados lloran de noche", Premio Fastenrath de la Real Academia Española; "Los Abel", "Fiesta al Noroeste", premio Café Gijón; "Pequeño teatro", premio Planeta; "Los hijos muertos", premio de la Crítica, en 1958, y Premio Nacional de Literatura en 1959 o "Primera memoria", premio Nadal en 1959, entre otros.

Niños y jóvenes

Ana María Matute también tiene una inabarcable obra para jóvenes y niños, con cuentos como "Los niños tontos", "El país de la pizarra", "La oveja negra", "El verdadero final de la bella durmiente", o "La puerta de la luna", el volumen que abrocha todos sus cuentos y que acaba de salir este mes. Muchos de ellos están dedicados a su hijo Juan Pablo.

Y como creadora de cuentos para niños, posee también el Premio Nacional de Literatura Infantil por "Sólo un pie descalza", "la Matute", como así le gusta que la llamen, se ha manifestado muy en contra de la idea de lo políticamente correcto en los cuentos que se escriben ahora.

"Lo políticamente correcto lo fastidia todo. Ahora no se le puede leer a un niño un clásico, que son fabulosos, porque hoy hay que decirles amén a todo y al final la caperucita se hace amiga del lobo. Y esto no es así, porque en la vida te vas a encontrar lobos tremendos...", decía en una entrevista el pasado año. Además, para la autora la infancia, como para Rilke, "es todo y nos marca a todos de una manera tremenda". "A veces la infancia es más larga que la vida", escribe en "Paraíso inhabitado".

Poseedora de una larga nómina de premios, también pertenece a la Hispanic Society of America y la Universidad de Boston tiene una biblioteca con un fondo llamado "Ana María Matute collection". El mundo narrativo de Ana María Matute ha navegado entre los hermanos Grimm, Andersen, Perrault, Proust, Rilke, Chejov, Faulkner o Poe. Cervantina, y hoy premio Cervantes, la mirada, dulce y amable de esta escritora también ha pasado por toda clase de vicisitudes.

Ha visto "casi" todo

Hija de una familia burguesa, de padre catalán y madre castellana, vio cómo la guerra civil también afectó de fondo su vida familiar, caracterizada por grandes ausencias. Después, en 1952, se casó con el escritor Eugenio de Goicoechea, "el malo" y en 1963 se separó, pero como consecuencia de las leyes de la España de aquella época, le quitaron la custodia de su hijo y no pudo verlo durante años.

Hechos, cicatrices, de una autora, que ha viajado por todo el mundo, que ha cruzado casi un siglo y que ha visto "casi todo", y cuya principal característica es la de ser un persona buena, siempre preocupada por el ser humano: "El mundo está tan desquiciado hoy como cuando tenía 14 años. Las formas cambian, pero no el egoísmo y la intolerancia. Todo eso es igual que cuando empecé a vivir", dijo el pasado 10 de noviembre en el Instituto Cervantes.

Ana María Matute, tras conocer que le han concedido el Premio Cervantes: "¡Soy feliz, enormemente feliz!"

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