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Reportaje:

Sillas vacías por Liu Xiaobo

Los internautas chinos se movilizan por el escritor encarcelado, que este viernes no podrá recoger el Premio Nobel de la Paz en Oslo

"Sácale una foto a tu silla vacía y cuélgala en tu perfil". Este es uno de los mensajes de Twitter más populares hoy en China: muchos internautas quieren homenajear así al escritor y disidente chino Liu Xiaobo, que no podrá acudir a la ceremonia de entrega del Nobel de la Paz este viernes en Oslo, ya que se encuentra cumpliendo una pena de 11 años de cárcel en el noreste de China. Podéis ver las fotos y los mensajes de apoyo en: #nobelprize, #liuxiaobo, #nobelpeaceprize, #kongyizi. El Comité del Nobel colocará una silla vacía en su honor en la ceremonia que puede seguirse en directo a partir de las 13:00, hora española [www.nobelprize.org].

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Hacía 75 años que un gobierno no impedía al galardonado o a sus familiares recoger el Nobel de la Paz. La última -y única- vez fue en la Alemania nazi, cuando Hitler no se lo permitió al pacifista Carl Von Ossietzky, preso en un campo de concentración.

Liu Xiaobo, escritor, poeta y profesor de 54 años, conoce los campos de reeducación por el trabajo en China. En 1989, se encontraba dando clase en Estados Unidos cuando empezaron las protestas de los estudiantes en Tiananmen. Volvió a Pekín e impidió muchas muertes convenciendo a los jóvenes de que abandonasen la plaza, aunque finalmente las manifestaciones degeneraron en masacre.

Liu nunca se ha considerado a sí mismo como un revolucionario, aunque para China es un delincuente que ha incitado a la subversión contra el Estado, como cualquier otro preso de conciencia. Pekín no le perdona que coescribiera junto con otros intelectuales chinos la llamada Carta 08, un manifiesto que pide el fin del Partido único, más libertades y libertad de expresión. La carta, inspirada en la Carta 77 de Checoslovaquia, consiguió miles de apoyos en Internet antes de ser censurada.

Propaganda y lobbying

Desde que se anunció la concesión del premio a Liu Xiaobo, en octubre, China se ha empleado a fondo en una campaña de desprestigio del Nobel. En los medios oficiales apenas se ha hablado de la noticia, salvo en ciertos editoriales muy críticos, como el que este viernes publica la agencia Xinhua, titulado: La vergüenza del Premio Nobel.

El diario en inglés Global Times asegura que este premio supone un ataque contra el país más poblado del mundo. En definitiva, la versión que emana de Zhong Nan Hai, la Moncloa china, es que el Comité del Nobel no tiene credibilidad (la portavoz de Exteriores china calificó a sus miembros de "payasos" esta semana) y que quienes lo apoyan quieren impedir el ascenso internacional de China y mostrar una imagen "estereotipada y falsa" del país asiático.

Paralelamente a la labor de propaganda, se ha llevado a cabo una labor de lobbying o presión diplomática sin precedentes para que boicotear la representación internacional en la ceremonia. De momento, 19 países además de China se ausentarán, entre ellos Cuba, Rusia, Arabia Saudí o Venezuela, bien porque se trata regímenes autoritarios que no aprueban un premio a la disidencia o bien porque pesa más la relación comercial con China, segunda economía del mundo.

En un intento de desmarcarse todavía más del premio, Pekín concedió un galardón alternativo este jueves. Se trata del Premio Confucio por la paz, que recayó en el ex vicepresidente taiwanés Lien Chan, simpatizante del régimen comunista.

Lien no viajó a recoger su premio ni los 10.000 euros que le corresponden, y en su lugar acudió una niña sin ninguna vinculación familiar con éste, según se ha publicado. Lo que no han faltado son parodias del premio en Internet como ésta de la empresa Next Media.

Censura aún más férrea

En el oeste de Pekín, la casa de Liu Xiaobo, donde vive su esposa, la poetisa Liu Xia -en arresto domiciliario desde hace dos meses-, está rodeada de agentes de la policía. Liu Xia no puede ver a nadie, su móvil está cortado y no ha escrito nada en su Twitter desde el 18 de octubre. Los abogados de Liu también están constantemente vigilados y no pueden conceder entrevistas más que por teléfono.

Un centenar de activistas han sido puestos también en arresto domiciliario e incluso a algunos como al artista Ai Wei Wei se les ha impedido viajar al extranjero estos días. Las detenciones han sido denunciadas por Naciones Unidas y ONGs como Amnistía Internacional.

Tanto la web oficial del Premio Nobel como las de medios extranjeros como la BBC, y la cadena de televisión noruega NRK están bloqueadas en China.

 
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