El faro roto de un Porsche delata al autor de un atropello mortal en Madrid
Se dio a la fuga después de atropellar mortalmente a un joven de origen marroquí el pasado 4 de diciembre en Alcalá de Henares, Madrid
El detenido denunció poco después unos daños en su vehículo, de la marca Porsche, para ocultar lo ocurrido realmente. Se le acusa de omisión del deber de socorro, homicidio imprudente y simulación de delito
Según ha informado la Policía, el conductor, un empresario de 37 años, arrolló mortalmente al joven, de 29, en la madrugada del 4 de diciembre en la avenida de Meco de la localidad madrileña y se dio a la fuga sin prestar asistencia alguna a la víctima, que moría instantes después del accidente.
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Lo que no tuvo en cuenta el detenido es que en el lugar del atropello había quedado un pequeño fragmento de uno de los faros del vehículo y parte de un espejo retrovisor arrancado por la violencia del impacto.
Sin testigos que pudieran identificar al vehículo implicado, la Policía Científica analizó los restos y consiguió determinar la marca, el modelo y el año de fabricación del turismo, un deportivo Porsche.
Inmediatamente, los investigadores contactaron con los talleres oficiales de la marca y averiguaron que en uno de ellos se encontraba un coche que presentaba daños similares a los ocurridos en el atropello.
Tras numerosas gestiones, localizaron el paradero del presunto autor de los hechos, un empresario de 37 años, que fue detenido por un presunto delito de omisión del deber de socorro.
Declaraciones contradictorias
En su declaración policial, el arrestado manifestó que creyó que se había golpeado contra una señal de tráfico.
Versión que no concuerda con una denuncia presentada por él mismo días después del atropello en una Comisaría de Madrid, en la que aseguraba que personas desconocidas le habían ocasionado daños en su vehículo cuando se encontraba aparcado en la calle.
La detención de este conductor no habría sido posible sin la investigación del Grupo de Trazas Instrumentales de la Sección de Balística de la Policía Científica, que ha certificado que los restos hallados en el lugar del atropello son de su vehículo.
Esta unidad realiza estudios sobre cerraduras forzadas, ropas en lesiones con arma blanca, huellas de pisadas y neumáticos, o cristales fracturados.
Se encarga de relacionar mediante métodos científicos las lesiones producidas por cualquier herramienta, que no sea un arma de fuego, con los objetos que violenta.
De este modo la Policía fue capaz de identificar al responsable de un anónimo con amenazas gracias a las grapas que el autor utilizaba para adjuntar sus mensajes. Las grapas de los anónimos tenían unas marcas casi microscópicas que sólo podían haber sido realizadas por la grapadora encontrada en el domicilio del autor.
"Cada herramienta, ya sea una llave inglesa, un hacha o una grabadora deja una marca propia, una especie de huella dactilar", ha explicado en declaraciones a EFE Adolfo Busta, jefe del laboratorio de Balística de la Policía Nacional.
Busta ha asegurado que no es suficiente con completar visualmente el "puzzle" que forman unas piezas rotas, sino elaborar un informe pericial que demuestre ante un juez que esos daños corresponden con toda certeza al instrumento empleado en el delito, ya sea un coche, una ganzúa o una grapadora.