Estancados (y lo que nos queda)
Un informe de S&P (Standard and Poor's) pronostica que España seguirá lastrada por un débil crecimiento y la pone como ejemplo de lo que no se debe hacer
"Stuck in the middle with you". A juzgar por lo que opina la agencia de calificación Standard and Poor's (S&P), esa podría ser la banda sonora de la economía española en los próximos meses. En un informe publicado este jueves, S&P ve una eurozona a tres velocidades. Y España, cómo no, está en el furgón de cola, junto con nuestros compañeros de viaje de los últimos dos años: Grecia, Irlanda y Portugal. Según la agencia, Alemania y Finlandia lideran la salida de la crisis, seguidos de un segundo grupo (Reino Unido, Francia, Italia y el Benelux) que también comienza a despuntar. Luego están los débiles, las economías "periféricas". Aquí, dicen, los ajustes fiscales no se verán sustituidos por la inversión privada, lo que lastrará su recuperación. En el caso de España, se citan expresamente la deuda de las empresas no financieras y la alta tasa de paro como frenos al crecimiento.
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España, el mal ejemplo
Además, S&P utiliza el caso de nuestro país para ejemplificar lo que no se debe hacer (eso sí, a toro pasado). Desde 1999, España se benefició de la inversión proveniente de todo el mundo, ayudada por la entrada en el euro, que redujo la percepción de riesgo, según el informe. Y, desde el año 2000, por los bajos tipos de interés. Pero el problema fue el destino que se dió a ese dinero, dice S&P. Es decir, al ladrillo. Eso hizo que la economía se basara fundamentalmente en el solar patrio (nunca mejor dicho, en este caso). La gente se endeudó hasta las cejas y el empleo se concentró en la construcción, con una buena parte de la mano de obra conformada por inmigrantes.
Cuando vinieron mal dadas, otras economías pararon mejor el golpe, dice la agencia de calificación. Pero no la nuestra (ni la de nuestros pares: Irlanda, Grecia y Portugal). Y vamos a seguir así, porque los inversores ahora huyen de países donde no hay consumo y sí altos grados de endeudamiento. Conclusión: éramos menos competitivos que nuestros socios de la eurozona al entrar en el club y seguimos siéndolo ahora, tras la crisis. Nada que no supiéramos, sin que Standard and Poor's viniera a explicárnoslo.