Ocio y cultura

Las revolucionarias del cine africano

Cineastas de Túnez y Egipto se convierten en las protagonistas del Festival Panafricano de Cine de Ougadougou (FESPACO)

Jihan Tahri (izquierda) y Dora Bouchoucha (derecha)NICOLÁS CASTELLANO

En las proyecciones al aire libre o en las salas de Ougadougou sigue la fiesta del cine africano. 42 años después de su primera edición, hay un grupo de mujeres que están centrando mucha más atención que las habituales quinielas sobre las películas favoritas para el Etalon de Oro, el gran premio del festival dotado con 15.000 euros.

Las protagonistas indiscutibles de este FESPACO son los cineastas originarias llegadas del los países del norte del continente inmersos en plena revolución. Mujeres que luchan para hacer cine en África, directoras que se han enfrentado con sus producciones a los dictadores que hasta hace bien poco dominan sus países.

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Todo comenzó en Túnez desde donde ha llegado Dora Bouchoucha una de las directoras y productoras más importantes del cine tunecino. Como miembro del jurado está agotada de tantas sesiones pero no se separa de su portátil para informarse de lo que sucede en su país, "la situación en la frontera de Túnez con Libia es terrible en estos momentos, y después en Libia la gente que dispara es de Togo, de Chad, quizás del Polisario. Gadafi les paga mucho. Y ahora los subsahararianos q ya vivían en Libia tienen miedo de q les señalen como mercenarios", señala sin levantar la vista de su ordenador.

"La revolución no la hicieron los intelectuales, sino la gente"

Bouchoucha asegura que estos días todos sus colegas de todos los rincones del continente le están pidiendo que ruede una película sobre cómo Túnez germinó la semilla de todo lo que está sucediendo. Alejada del ego de las estrellas del cine, minimiza el papel que están jugando: "Cada productor, cada cineasta... pero también cada panadero, y no estoy bromeando, puede ayudar a crear la democracia. La revolución no la hicieron los intelectuales, sino la gente. Nosotros la gente del cine no tenemos muchas lecciones que dar".

Después de Túnez prendió Egipto, a donde Jihan Tahri no puede volver desde hace 15 años. Dice que posiblemente será lo primero que hará una vez que termine este festival. Exiliada en Sudáfrica, esta directora cargada de sentido del humor y fina ironía espera un final feliz para la película que comenzó a rodarse en la plaza Tahrir. "Quiero que se termine con flores en todos lados y un corazón enorme y todos besándose, el final feliz de Holywood. Pero siendo escéptica y un poco cínica, estoy muy preocupada. Nosotros mismos tenemos la culpa de haber creado dictadores. Cuando llega alguien decimos "¡aleluya!" y les damos tanto poder y crédito excluyendo lo demás y se convierten en dictadores. Pero hay elementos positivos, la gente joven dice que sólo se ha organizado, y no son líderes de la revolución. Mientras no intenten tomarlo en su ventaja, estamos bien".

Jihan advierte de que, tras la fiesta inicial del derrocamiento de Mubarak, su país necesita definir aún muchas cosas, sobre todo el Ejército. "Ellos ahora están al mando. Ellos controlan el 30% de la economía egipcia. ¿Está el Ejército preparado para ceder eso, para reestructurar sus privilegios? No lo sé. Ojalá, pero lo dudo".

Especializada en documentales demoledores contra el papel de cuba en las guerras africanas de los 60 o en desnudar las barbaridades de los sátrapas africanos, Yihan, una de las más prestigiosas directoras del continente asegura que la revolución es ya imparable en toda África. "Ya se esta extendiendo, al sur y al norte. Pero la culpa de que no se sepa más es de los medios. Parece que si no sale en CNN, o Al Jazira no existe. Mira lo que está pasando en Djibuti, o en Angola. Todos estos lugares están teniendo protestas. El problema es la geoestrategia. Desde Occidente se hablaba sobre qué va a pasar con el tratado con los israelíes. Y nosotros decíamos, eh, que aquí estamos luchando por otra cosa. Y en el resto del continente también están en las calles y nadie está escuchando eso".

"Cuando Egipto empezó, Túnez todavía estaba en la calle. Pero de repente en las noticias Túnez desapareció. Ahora es Libia".

Dora y Jihan saben que todo lo que está sucediendo en sus países no tendrá un final tan feliz como los de Hollywood pero están convencidas de que en ese final estará la verdadera democracia.

 
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