La intervención sobre Libia abre una crisis diplomática en el seno de la OTAN
Obama, Cameron y Sarkozy piden a la Alianza Atlántica, por segundo día, que se implique en la imposición de una zona de exclusión aérea
Los países de la OTAN mantienen su división sobre el papel de la organización en las operaciones aéreas contra el régimen de Trípoli. Aunque este martes han acordado utilizar sus medios navales para bloquear la entrada de armas en Libia, los miembros no se ponen de acuerdo sobre los ataques. Minutos después de terminar la reunión de la Alianza, Obama, Cameron y Sarkozy han vuelto a presionar a la organización para que se implique en la imposición de una zona de exclusión aérea
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La OTAN debería tener un "papel clave" en la aplicación de la zona de exclusión aérea sobre Libia. Es la tesis defendida este martes por la Casa Blanca después de que el presidente, Barack Obama, mantuviera consultas telefónicas con su homólogo francés, Nicolas Sarkozy, y con el primer ministro británico, David Cameron. Ben Rhodes, consejero de seguridad nacional de la Casa Blanca, ha explicado a los periodistas que acompañan a Obama en su gira por América Latina que ha hablado con sus dos aliados, cuyos países fueron los principales promotores de imponer la zona de exclusión aérea al régimen de Muamar Gadafi.
"Lo que estamos diciendo ahora mismo es que la OTAN tendrá un papel clave que desempeñar aquí", ha señalado Rhodes. Reino Unido es partidario de que la Alianza Atlántica asuma el mando de la operación que están llevando a cabo varios países occidentales y algún país árabe, mientras que Francia no ve con buenos ojos esta posibilidad. Su ministro de Exteriores, Alain Juppé, ha planteado esta tarde la opción de una "estrutura política" al frente de la operación integrada por los ministros de Exteriores de los países participantes. Juppé ha explicado ante la Asamblea Nacional en París que la iniciativa, que se concretaría con reuniones de los Estados participantes y la Liga Árabe, ha partido del presidente Nicolas Sarkozy.
La primera reunión se celebrará, según Juppé, en los próximos días en Londres, Bruselas o París. "A partir de esa dirección política y bajo la responsabilidad de nuestros ministros de Defensa, se utilizarán desde luego las capacidades de planificación y de intervención de la OTAN", ha agregado Juppé. Su declaración se conoció después de que, en Bruselas, la OTAN haya cerrado su planificación técnica para ayudar a imponer la zona de exclusión aérea sobre Libia aprobada por Naciones Unidas, pero sin alcanzar un acuerdo sobre si va a participar en esa operación. El ministro ha recalcado que la operación la llevan a cabo estados que no son todos miembros de la OTAN, y "por lo tanto no es una operación de la OTAN".
El acuerdo entre Obama y Sarkozy
El presidente de Estados Unidos y su homólogo francés, Nicolas Sarkozy, han manifestado además este martes su acuerdo sobre cómo deben apoyar la operación internacional las estructuras de mando de la OTAN, según ha informado en un comunicado el Elíseo. "Los dos presidentes se han mostrado de acuerdo sobre las modalidades de utilización de las estructuras de mando de la OTAN para apoyar a la coalición internacional", ha señalado la Presidencia francesa. Han conversado para intercambiar información sobre la situación en Libia y han manifestado su satisfacción por el éxito de las operaciones desarrolladas por la coalición internacional, que "ya han permitido limitar el número de bajas civiles y reducir las capacidades del coronel Gadafi para usar la fuerza contra su pueblo". Obama y Sarkozy han coincidido en la necesidad de continuar con los esfuerzos para garantizar el cumplimiento de las resoluciones 1970 y 1973 del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas.
Los entresijos de la reunión
Según fuentes aliadas, los países tienen "distintas opiniones" sobre el rol que la OTAN debe desempeñar en esa operación y su relación con la coalición internacional que hasta ahora ha ejecutado los bombardeos y se ha encargado de imponer la zona de exclusión aérea. "Hay una discusión en curso", han señalado esas fuentes, que anunciaron nuevos encuentros para mañana y, probablemente, los próximos días. Hasta ahora, Francia -cuyos aviones fueron los primeros en atacar- se ha opuesto a transferir el control de la operación a la OTAN, organización con la que tradicionalmente ha mantenido tensas relaciones a pesar de ser socio fundador.
En esa línea, París propuso hoy establecer una "dirección política" de la operación militar, que ejercerían los ministros de Exteriores de los países que participan en la coalición de voluntarios. Esa opción podría aún dejar para la OTAN el mando militar o las tareas de coordinación, que hasta ahora ha desarrollado Estados Unidos y de las que Washington quiere deshacerse. La Alianza Atlántica estaría lista para actuar en cuanto logre un acuerdo político, después de que este martes haya cerrado la planificación técnica para apoyar la intervención aérea. Mientras Francia se ha opuesto en todo momento a convertir la misión internacional en una operación de la Alianza Atlántica, a la que querría ver con un papel secundario, varios de los participantes en la coalición insisten en que la OTAN debe ponerse al frente.
Especialmente clara ha sido Italia, que este martes ha vuelto a decir que retomará el control de sus bases militares puestas a disposición de los aviones que están bombardeando Libia si el control de las acciones no pasa a la OTAN. El ministro de Exteriores italiano, Franco Frattini, ha recalcado en Roma el punto de vista de su Gobierno de que el mando militar "debe pasar a la OTAN, es una cuestión de seriedad, una cuestión altamente política". La división en el seno de la Alianza se acentúa además con la postura de Alemania y Turquía, que han decidido mantenerse al margen de los ataques y continúan dejando caer críticas a la intervención armada.
Si este lunes el ministro alemán de Exteriores, Guido Westerwelle, aseguraba que la reacción negativa de parte del mundo árabe a la operación da la razón a su país en su decisión de no participar, hoy el primer ministro turco, Recep Tayyip Erdogan, advertía de que Libia no debe convertirse en un nuevo Irak. Con todas estas diferencias pendientes de resolución, la OTAN sí ha logrado consenso para utilizar sus medios navales con el fin de aplicar el embargo de armas sobre Libia aprobado por el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. Las fuerzas aliadas en el Mediterráneo "vigilarán, informarán y, si es necesario, detendrán barcos sospechosos de transportar armas ilegales o mercenarios", ha señalado el secretario general de la organización, Anders Fogh Rasmussen.
Según una fuente diplomática, la decisión -cuyos preparativos técnicos ya se habían cerrado el fin de semana- se pospuso hasta hoy por los intentos de Francia para que la operación fuese desarrollada por la Unión Europea y no por la OTAN, algo que quedó descartado ayer en una reunión de ministros de Exteriores de los Veintisiete.
Los rebeldes piden más apoyo aéreo de los aliados (Crónica de la enviada especial de la SER a Libia desde Bengasi)
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