Sociedad

La beatificación 'exprés' del Papa más mediático

Juan Pablo II se convierte hoy en el protagonista de la beatificación más rápida de la historia de la Iglesia

Cerca de un millón de personas, según cálculos del Vaticano, asistirán este domingo en Roma a la ceremonia de beatificación que oficiará el Papa Benedicto XVI en la Plaza de San Pedro. Más de medio centenar de jefes de estado y de gobierno estarán presentes en un acto al que acudirán los Príncipes de Asturias. Los sectores progresistas de la Iglesia critican la celeridad en la beatificación de un Papa en cuyo pontificado se silenciaron los escándalos de pederastia.

Decenas de miles de personas llenan ya la plaza de San Pedro del Vaticano y las calles adyacentes para asistir a la proclamación como beato del papa Juan Pablo II

Decenas de miles de personas llenan ya la plaza de San Pedro del Vaticano y las calles adyacentes para asistir a la proclamación como beato del papa Juan Pablo II

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Lo que en otros casos ha llevado décadas o incluso siglos, en esta ocasión convertirá a Juan Pablo II en beato apenas seis años y un mes después de su muerte. La ley canónica impone un plazo mínimo de cinco años desde la muerte para iniciar un proceso de beatificación pero el Papa tiene la facultad de acelerar ese plazo. Lo hizo el propio Juan Pablo II con el caso de la Madre Teresa de Calcuta y Benedicto XVI ha ejercido esa misma potestad para elevar a los altares a su predecesor, un proceso que abrió apenas dos meses después de su muerte, en abril de 2005.

Hasta llegar este momento, la Iglesia ha reconocido que Juan Pablo II vivió sus virtudes de manera heroica y un comité de teólogos y médicos ha verificado que su intercesión permitió la celebración de un milagro después de su muerte, en este caso la curación de una monja francesa enferma de Parkinson.

"Santo súbito"

Este caso es el primero en el que un Papa es beatificado por su inmediato sucesor. Una circunstancia que muchos expertos interpretan como un gesto expreso de Benedicto XVI que ha querido reconocer el legado de alguien con quien tuvo una estrecha relación. No resulta ajena tampoco a esta decisión el clamor popular para pedir la beatificación que se escuchó en San Pedro justo después del fallecimiento de Juan Pablo II. "Aquellos gritos de "santo súbito" sin duda han influido en que se haya acelerado esta beatificación, unido al hecho del propio carisma personal de Karol Wojtyla, que ejerció un pontificado muy mediático, con más de 247 viajes pastorales por todo el mundo y un papel clave en la caida del comunismo".

"Todo ello le convirtió en una figura no sólo relevante para la Iglesia sino para la propia historia del siglo XX", explica el experto vaticanista y profesor de Teología de la Universidad de Navarra, Juan Luis Lorda. "Benedicto XVI ha conjugado en su decisión ese deseo colectivo de que la beatificación fuera rápida con el hecho de que el proceso se hiciera de manera muy rigurosa, "a la alemana" para que resultara incontestable".

"La beatificación supone un "blanqueo" de los delitos de pederastia silenciados por la Iglesia"

La beatificación no se ha librado de las críticas entre los sectores progresistas de la Iglesia. Una de las objeciones más reiteradas alude a la postura de Juan Pablo II ante los abusos sexuales a menores cometidos durante sus 27 años de pontificado y encubiertos por la jerarquía eclesiástica. "Esta beatificación, además de un agradecimiento de Benedicto XVI a su antecesor por los servicios prestados, supone un blanqueo de los casos de pederastia amparados por el silencio cómplice del propio Papa y del propio Ratzinger, entonces al frente de la poderosa Congregación para la Doctrina de la Fe, la antigua Inquisición", señala el secretario general de la Asociación de Teólogos Juan XXIII, Juan José Tamayo. "No hay que olvidar el amparo expreso que Juan Pablo II dio al fundador de los Legionarios de Cristo, Marcial Maciel, ahora condenado por el Vaticano por sus escándalos de pederastia, y también el hecho de que fue un Papa ultraconservador en materia de matrimonio y familia".

Otra de las voces más críticas con este proceso es la del teólogo disidente suizo Hans Küng, inhabilitado por Juan Pablo II para ejercer la docencia. "Fue un Papa intolerante y autoritario que reprimió los derechos de las mujeres y de los teólogos", sostiene Küng que también ha criticado a Benedicto XVI por actuar como "los césares, que sucesivamente proclamaban la divinidad del anterior emperador".

Elogios y críticas al margen lo que se da por hecho es que Juan Pablo II será canonizado en un futuro próximo. Para ser declarado santo de la Iglesia se exige la acreditación de un segundo milagro con posterioridad a la beatificación. Un plazo que se abre desde hoy.

 
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