Día 5. A codazos en la meta
Le decía este miércoles José Joaquín Rojas a Lekuona en el micrófono de la SER que Petacchi le había metido el codo en los últimos metros de la etapa, en el pleno sprint. A pesar de que ha sido una jornada dura, con mil caídas, el desenlace fue el previsto. 'Volata' disputada por los principales favoritos y victoria para Cavendish, que todavía no había rascado nada en este Tour
Rojas está siempre metido con los mejores y ojalá se lleve un premio antes del próximo 24 de julio, cuando lleguemos a los Campos Elíseos. Pero no sólo hay codazos sobre la bici. Lo peor para trabajar con un micrófono inalámbrico es una llegada masiva en llano, un sprint, porque los ciclistas no frenan y, normalmente, tienes que salir corriendo tras ellos e intentar que digan algo, a pesar de que están con la lengua fuera.
En el Tour, los medios de comunicación se multiplican y, por tanto, la zona de meta es un caos entre Gendarmes, seguridad del Tour, miembros de la organización, auxiliares, fotógrafos, cámaras de televisión y periodistas. Y en medio de todo eso debes intentar que el protagonista del día suene en la radio sólo unos segundos después de cruzar la meta.
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La policía francesa forma una interminable cadena humana después de la línea de meta para que los ciclistas puedan llegar a los autobuses sin obstáculos. Ese es el primer problema. Cómo esquivar a los gendarmes e intentar echar a correr detrás de una bicicleta. Pero si lo consigues te encuentras con el segundo problema: meter el micro entre un grupo de 'gorilas' de la organización que rodean al ciclista que ha ganado la etapa, al líder o, la mayoría de las veces, a Alberto Contador. Y si también puedes deshacerte de los gorilas hay que lograr lo más importante: que el corredor quiera (o pueda) hablar.
Por eso te vas satisfecho si Rojas dice eso en el micrófono amarillo o si Contador se entera de que es oficial que Evans le ha superado por milímetros en la meta del Muro de Bretaña en plena transmisión. Porque es difícil moverse en esa zona.
Por cierto, Alberto nos ha enseñado esta tarde las heridas tras la caída que ha tenido. Ha entrado con los favoritos, no ha perdido tiempo y dice que está bien. Ojalá sea cierto y estos días no pague el haberse ido al suelo.
Y, después de la etapa, siempre la misma rutina. Te vas a la cabina donde están Markínez, Anselmo y Cabrera, devuelves los inalámbricos, grabas algo en los autobuses y buscas el hotel donde duermes esa noche. El de hoy, por cierto, está bastante bien. Seguramente sea el mejor que tengamos en todo el Tour.