DÍA 8. Conversaciones de carretera
Hemos atravesado el país sin darnos cuenta detrás de unas bicicletas que no van a parar hasta el 25 de julio. Al menos las que aguanten, porque ya se han retirado unos cuantos por las caídas.
Vamos a pasar unos días por el macizo central francés y eso que, hace un solo un par de jornadas, os hablaba de Bretaña, de la costa norte y Normandía. ¡Cómo corre el Tour! Hoy hemos tenido casi 300 kilómetros de desplazamientos para llegar a Super-Besse Sancy, la estación invernal donde ha terminado la etapa. Pero es que ayer tuvimos otros 500 y pico...
Más información
- Día 1. La caída de Alberto
- Día 2. Salvamos el coche de la SER
- Día 3. ¿Cómo escapar de la meta?
- Día 4. ¿Cómo colarse sin acreditación?
- Día 6. El día del encierro
- Día 5. A codazos en la meta
- Día 7. Visita fantasma a un cementerio
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El asunto es que tantas horas en el coche (primero siguiendo la carrera, después buscando el hotel y por la mañana yendo a la salida) dan para mucho. Destripamos todos los temas que os podáis imaginar: personales, profesionales, deportivos, políticos, hablamos de cosas importantes y de chorradas. Y también hay muchos momentos de silencio, sobre todo por la mañana, recién levantados, cuando la lengua todavía no ha despertado y parece que cuesta más arrancar palabras.
Ya he dicho alguna vez que, por lo general, Ansemo, Lekuona y yo vamos en un coche para hacer la salida, seguir la carrera y cubrir todas las conexiones de la mañana, mientras que Markínez y Cabrera salen directamente hacia el puesto de la SER en la línea de meta para montar todo el operativo.
El coche, por tanto, es como nuestro segundo hogar durante estas semanas. El primero es la zona de prensa de las llegadas y ya en último lugar está la habitación del hotel, a la que solemos llegar sobre las 8 de la tarde. En realidad es donde menos tiempo pasas, porque aquí se cena pronto y desayunamos temprano: haciendo cálculos, no estamos en estas cuatro paredes (desde donde escribo cada día) más de nueve horas.
Desde el coche mandamos por ordenador las grabaciones que hayamos hecho en la salida; en el coche localizamos el hotel del día siguiente; en ese mismo coche hacemos un montón de conexiones, escuchamos radio Tour para estar atentos a las incidencias y, a veces, cuando el viaje se hace largo, alguno está a punto de quedarse sopa. Mañana será un buen día para los desplazamientos, porque serán cortos. Tenemos Issoire muy cerca de nuestro hotel (en Clermont-Ferrand) y la meta en Saint Flour: es un paseo.
Por lo general, todos los medios de comunicación españoles tenemos el mismo hotel cada día, así que nos solemos ver a menudo. Y esta tarde hemos llegado antes que ninguno. Al ser una etapa de montaña, la evacuación para la caravana del Tour (en alguna etapa de Pirineos os explicaré lo que es esto) se hacía en el sentido contrario a la carrera y el atasco de coches, camiones, furgonetas... ¡Era terrible!
Pero Anselmo ha encontrado una pequeña carretera de montaña (podría ser perfectamente un camino, pero estaba bien asfaltada) y nos ha sacado a Issoire para coger la autovía. Hicimos algún kilómetro más por la montaña, pero hemos llegado antes que nadie y sin atascos. El GPS nos confunde más de una vez, aunque parece que Anselmo tiene un mapa digital insertado en su cerebro porque, cuando estoy seguro de que se ha perdido, nos saca a la carretera correcta. Se maneja muy bien por aquí y es un seguro de vida llevarlo con nosotros. Aunque yo no se lo digo para que no se crezca.