Día 16. Noches de Larguero en Francia
Hemos concluido la segunda semana de Tour <b>y a partir de ahora comienza la cuenta atrás para París.</b> Una cuenta atrás que se presenta emocionante con los Alpes, la contrarreloj de Grenoble <b>y el paseo triunfal por los Campos Elíseos</b>
Desde la etapa de ayer, en los Pirineos, nadie descarta ya a Contador. No me refiero a nosotros, que estamos a muerte con Alberto desde el primer día, a pesar de todos los percances que ha tenido. Lo digo por la prensa internacional, que llegó a verle camino de casa y que ahora, según ellos, ha resucitado. Algo tendrá que ver el estado físico que demostró en Plateau de Beille y algo la poca valentía o el conformismo de los hermanos Schleck. El de Pinto tiene prevista para mañana una rueda de prensa, aprovechando el día de descanso: él nos contará qué le parece.
Tendremos que madrugar, porque el equipo Saxo Bank está a unos 150 kilómetros de Montpellier, donde ha acabado la etapa del día y donde está nuestro hotel para hoy. Es una ciudad que, tradicionalmente, suele acoger finales de etapa del Tour. Anselmo y Cabrera la conocen bien y quieren que vayamos a cenar a un restaurante al que ya han ido algún otro año. A ver si tienen buen gusto. Y, para acabar el día, estaremos en El Larguero.
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Cada noche, Ángel Cabrera (nuestro técnico) monta un improvisado estudio de la SER en Francia. Empieza a tirar cables por la habitación, coloca los micrófonos, los auriculares, se conecta con Madrid y lo deja todo listo para que podamos entrar sin problemas. Tiene paciencia, porque cada noche invadimos su cuarto durante una hora. Nos sentamos en varias sillas (si las hay), o por el suelo, o encima de su cama...y así nos pasamos un rato con el pinganillo en un oído y de conversación por el otro.
El Larguero, en realidad, nos acerca un poco a España. Me sirve para ponerme al día de todo lo que sucede en nuestro país: de las motos, del tenis, de los fichajes o de las giras veraniegas de los equipos de fútbol. Es cierto que ahora, con internet, te enteras de casi todo al minuto. Pero absorbidos por esta burbuja que es el Tour, casi no tenemos tiempo para detenernos demasiado en lo que ocurre fuera de la ronda francesa. Imagino que, hace algunos años, esto te daría la vida.
La radio ha cambiado mucho con las nuevas tecnologías. El objetivo es el mismo, pero los medios son otros. Con un móvil puedes entrar en directo desde cualquier punto del mundo. Mientras vas en carrera, entre los ciclistas o de camino a meta, puedes contar lo que ves sólo con tener cobertura en el teléfono. A veces le pregunto a Cabrera cómo se hacían las cosas antes, sin móviles. "Pues haciéndolas", me dice. Pinchando micrófonos en cabinas de teléfono, parando con mucha antelación en algún bar o restaurante que no tuviera inconveniente en prestar su fijo, y sin posibilidad alguna de comunicarse durante el viaje por carretera.
Tengo curiosidad por cómo se hacían antes las cosas y suelo ser 'preguntón'. No me hubiera importado conocer la radio de otras décadas, pero me quedo con la de ahora, que es la mía. Al menos es la única que conozco.