Blanco ríe el último

José Blanco, como ministro portavoz, fue la novedad, o si ustedes quieren, la sorpresa que deparó la remodelación del Gobierno que el presidente Zapatero realizó el pasado lunes para cubrir la salida de Rubalcaba del Ejecutivo.

El pasado miércoles 22 de junio el Congreso de los Diputados era un hervidero de parlamentarios y periodistas. Además de la sesión de control al Gobierno se votaba la validación de la reforma de la negociación colectiva, y los nacionalistas vascos y catalanes amenazaban con dejar caer al Gobierno.

Sin embargo, la comidilla de políticos e informadores era José Blanco. "Se ha quedado fuera", "Parece que sus relaciones con Zapatero y Rubalcaba se han enfriado", eran algunos comentarios tras conocerse que Blanco no sería el coordinador de la campaña electoral de Rubalcaba, después de haber dirigido las campañas de Zapatero. El ministro de Fomento y vicesecretario general del PSOE, visiblemente incómodo, toreó como pudo las preguntas de los periodistas, y ya fuera de micrófono dejó caer enigmático que "el verano suele deparar sorpresas". Voy a tener más trabajo del que piensan ustedes, vino a decir. Casi nadie le creyó: le habían colgado el sambenito de "acabado".

El paso de los días pareció confirmar la impresión inicial. Zapatero y Rubalcaba seguían siendo protagonistas mientras Blanco quedaba fuera de escena. Pero, tres semanas después Blanco volvía al primer plano de la política española, cuando Zapatero anunció que será la cara y la voz del Gobierno.

"Blanco se ha partido de risa estas semanas" comenta alguien de su entorno. ¿Sabía desde el primer momento que Zapatero le nombraría portavoz? "Lo intuía", apunta a la SER otra fuente. "Por supuesto que estaba al tanto" tercia un miembro del equipo de Rubalcaba. "Zapatero, Rubalcaba y Blanco forman un triunvirato en el Gobierno y en el PSOE. La confianza es total entre ellos desde hace tiempo, de hecho, en el partido se les denomina familiarmente "Zapa-Rubal-Blanco", confiesa este dirigente a la SER.

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Lo cierto es que José Blanco está feliz como nuevo portavoz del Gobierno. Sabe que no estará mucho tiempo en el cargo, porque la legislatura tiene próxima la fecha de caducidad. Después decidirá si vuelve a Galicia o si se inclina por buscar acomodo en la empresa privada.