Un Ramadán "fresquito" (de momento)
Durante el noveno mes del calendario islámico, que este año coincide de pleno con el mes de agosto, el millón y medio de musulmanes que viven en España no pueden comer ni beber entre la salida y la puesta del sol
Madrid
El calendario lunar islámico tiene 10 días menos que el solar, por lo que el Ramadán solo coincide con el caluroso mes de agosto una vez cada 33 años. En 2011 esa coincidencia supone un factor añadido de dureza, a la hora de guardar ayuno. Pero también tiene ventajas, como que muchos de quienes profesan el Islam están de vacaciones. Y además, como señala Morad, que trabaja en una carnicería cercana a la Mezquita Central Madrid, el comienzo del Ramadán está siendo "fresquito". La previsión de la Agencia Española de Meteorología es que el descenso en las temperaturas se mantenga, sobre todo en el centro y el norte de la península, hasta el próximo fin de semana.
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Respetar el ayuno durante el Ramadán es uno de los cinco preceptos del Islam. Los otros cuatro, como explica el presidente de la Unión de Comunidades Islámicas de España, Ryan Tatay, son "creer que no hay otro Dios que Alá y que Mahoma es su profeta, la oración ritual, la peregrinación a La Meca, y el pago de la limosna ritual". Morad explica que trabajar con comida todo el día no le afecta demasiado. Pero el calor sí, por eso cuando aprieta echa mano del Corán: "Me pongo cintas, le pido a Dios que me ayude, y ya está".
No se puede beber ni comer entre la salida y la puesta del sol (tampoco mantener relaciones sexuales), lo cual, en estos primeros días de Ramadán, supone quedarse en ayunas entre las 5.20 y las 21.30, aproximadamente. Samira El Ouahidi, responsable de Cultura y Educación en la Asociación de Trabajadores Inmigrantes Marroquís (Atime), explica que ella, lo que más echa de menos, en los primeros días, es "el café de por la mañana". Luego, con el paso de los días, "uno se acostumbra".
Durante el Ramadán, por la noche, son habituales reuniones familiares y de amigos. Y uno de los temas estrella de conversación, este año, son las revueltas en el mundo árabe. "La gente está muy pendiente de estos acontecimientos. La mayoría tienen familiares allí, además, y se preocupan", explica Ryan Tatay.
Los inmigrantes musulmanes que no tienen con quién compartir su cena, sin embargo, suelen acudir a las mezquitas para romper el ayuno. Según Samira El Ouahidi, en la de la M-30 de Madrid, que es la más grande de Europa, se ofrecen alimentos de forma gratuita.
A primera hora de la mañana, sin embargo, muchos templos suelen están más bien vacíos. Mahyub, un marroquí de 37 años, comenta que un Ramadán en España "no es lo mismo" porque en su país solía pasar el día con su familia, descansando. "Aquí, en cambio, de casa al trabajo y del trabajo a casa".
En España viven cerca de un millón y medio de musulmanes y se calcula que el 90% cumple con el ayuno. Pero no tienen por qué hacerlo las embarzadas, los niños, los viajeros ni los enfermos. Y tampoco son todo restricciones. "También hay un Ramadán positivo", dice Abdelmunin Aya, autor de El Islam no es lo que crees. "Intentamos tener más compasión de la que solemos tener a diario, entre otras cosas. No solo es no. También es sí"...
Carlos G. Cano
Periodista de Barcelona especializado en gastronomía y música. Responsable de 'Gastro SER' y parte del...