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Dadaab, el mayor campamento de refugiados del mundo

El Alto comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados y Médicos Sin Fronteras son las dos organizaciones que más tiempo llevan en Dadaab atendiendo a los somalíes

Dabaab se encuentra en Kenia, a unos 100 kilómetros de la frontera con Somalia(Google Maps)

Dadaab es la región desértica y pedregosa que da nombre al mayor campamento de refugiados del mundo. El campamento está dividido en cinco grandes campamentos donde se alternan desde los recién llegados huyendo de la hambruna (declarada hace ahora tres meses), a otras miles de familias. En algunos casos llevan allí desde 1991, cuando en plena huida de la población somalí por el recrudecimiento del conflicto, se instalaron las primeras tiendas de campaña.

Situación crítica la que se vive en el campo de refugiados de Dadaab, al noroeste de Kenia

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Una mujer lleva a su ganado a la laguna de Dolely a donde han llegado centenares de familias que han recorrido hasta 300 km

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Médicos Sin Fronteras denuncia cada año las condiciones que soportan estas miles de familias y ya venía alertando desde finales del año pasado de la catástrofe humanitaria que se avecinaba fruto de la sequía y que se ha acabado traduciendo en primera declaración de hambruna en el planeta desde 1992.

La ONU comenzó declarando la hambruna en dos regiones y son ya cinco las afectadas por esta situación crítica. Lo único que ha hecho ésto es forzar a la huida a más somalíes y Dadaab supera ya los 500.000 refugiados, lo que convierte estos campos en la tercera "ciudad" de Kenia en número de habitantes por detrás sólo de la capital Nairobi y de Mombasa, el gran puerto keniata.

En Dadaab operan las grandes agencias humanitarias de la ONU, ACNUR, UNICEF, la Organización Internacional de las Migraciones y ONGs de diversa índole. Una presencia que se ha multiplicado desde hace tres meses con la declaración de hambruna.

La mayoría de los trabajadores de estas organizaciones son personal local, keniatas o somalíes incluso, pero hay además centenares de expatriados de todos los países que coordinan las actuaciones de las ONGs. Este personal extranjero, la mayoría europeo y americano vive - duerme - en su mayoría en la base logística de la ONU a la entrada de Dadaab, en tiendas de campaña rodeadas de varias verjas alambradas y con unas enormes medidas de seguridad. Sólo Médicos Sin Fronteras tiene una base propia dentro de los mismos campamentos, concretamente en el de Dagahaley, el más alejado de la base de la ONU.

La base de MSF que cuenta con algunos vigilantes en las entradas no tiene medidas de seguridad extraordinarias, ni ningún miembro de la organización lleva escolta o va armado. Y no es caprichoso: es una de las normas características de la ONG que gracias a esto puede mantenerse en contacto con todas las partes en las zonas en conflicto. Así MSF es de las pocas ONGs que no han dejado de trabajar en Somalia ni siquiera cuando fueron víctimas de otro secuestro, en 2007, en el que también estaba una española.

MSF está en Somalia y distribuye ayuda por rincones donde no llega ninguna otra ONG precisamente porque tiene abiertas vías de comunicación incluso con las milicias. El problema es que son muchas. Hay muchos señores de la guerra.

Los problemas de seguridad se habían intensificado en las últimas semanas: El conductor keniata de Care que sigue secuestrado, incidentes con otros coches de otras ONGs.... El flujo de refugiados que huyen de Somalia ha bajado a la mitad con respecto a los días en los que se declaró la hambruna en varias regiones somalíes. Cuando estuvimos por allí a finales de julio, llegaban cada día 1.500 somalíes hasta Dadaab huyendo del hambre. Hoy, según los últimos datos, están llegando unos 600 cada día.

Sólo US AID - la agencia de ayuda humanitaria de EEUU - se atrevió a principios de agosto en cifrar en 29.000 el número de niños que habían fallecido en Somalia en el inicio de la hambruna.

Los problemas de seguridad en la "ciudad" de Liboi, en la frontera con Somalia, que está a unos 75 kilómetros de Dadaab habían obligado ya la semana pasada a que varias ONGs que trabajaban en la línea fronteriza dando una primera asistencia a las familias que llegan desfallecidas después de semanas caminando, suspendieran su actividad durante tres días alertados del riesgo que suponía que hubiera nuevos elementos armados de las milicias somalíes cerca de la frontera.

MSF tiene sus propios mediadores. Bebe en buena parte de los principios del comité internacional de Cruz Roja y son grandes expertos en la mediación para poder acceder a asistir a las víctimas en las peores circunstancias de conflictos armados y catástrofes de todo tipo.

 
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