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El Gran Premio de la India convence entre lujo y pobreza

Fernando Alonso en el Gran Premio de la India(Reuters)

Fernando Alonso en el Gran Premio de la India

El smog y el polvo se filtraban el domingo entre el sofocante sol del circuíto de Buddh. Encendía motores el Gran Premio de la India, ubicado en Noida, una ciudad satélite de Delhi. Y lo hacía entre muchas incógnitas. Para Bernie Ecclestone, ávido de nuevos mercados, la carrera era primordial a la hora de posicionar la Fórmula 1 dentro de la efervescencia económica del país asiático. Para la India era una oportunidad de lavar su imagen tras el gran fracaso de los Juegos de la Commonwealth, áquellos que habían sido apodados un año atrás como los "Juegos de la Vergüenza". Para los pilotos indios la carrera tenía carácter de Estado.

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Unos 300 campesinos de cerca de diez pueblos de la India recibieron hace unos años la notificación de expropiación de sus terrenos -unos diez kilómetros cuadrados- a cambio de un puñado de rupias. El motivo era la construcción del trazado del Buddh Internacional Circuit, última joya del diseñador Hermann Tilke, con una inversión de 400 millones de dólares muy criticada.

La India se acercaba a la Fórmula 1 desde la barrera. El deporte del motor no era conocido en un país que vive por y para el críquet. Había excepciones, como la del magnate Vijay Mallya, máximo accionista del equipo Force India, quién lleva años tratando de impulsar el amor por el Gran Circo en el país asiático. Pero en un país en el que 1.200 millones de habitantes viven por debajo del umbral de la pobreza, la distancia con el lujo de este deporte es más que evidente.

El debut del Gran Premio se presagiaba hace semanas como un fracaso. Pero al contrario que en Corea del Sur, las tribunas de la India colgaron el cartel de lleno y el entusiasmo del público fue una constante en declaraciones y crónicas durante todo el fin de semana. Según las cifras oficiales unos 50.000 espectadores vieron el sábado la prueba clasificatoria, mientras que otros 95.000 asistieron a la carrera del domingo.

El desfile de personalidades no cesó por palcos VIP y corredores, en buena parte porque la industria del cine de Bollywood y el mundo del críquet acogieron el Gran Premio como una plataforma de promoción. Los propios pilotos manifestaron una gran curiosidad por la diversidad cultural que arroja el país y por el circuito de Tilke calificado como "desafiante" y "lleno de buenas ideas". La burbuja de glamour de los pilotos se resquebró por momentos. Sebastian Vettel afirmaba: "Si tienes los ojos abiertos aquí, puedes aprender mucho de la gente, de cómo los indios viven las cosas. Aunque sean muy pobres, son más ricos que la mayoría de la gente en Europa".

Así es que entre contrastes y polvareda, el Gran Premio de la India parece que llega para quedarse. Así lo dicen las cifras, el potencial de pilotos indios como Narain Karthikeyan y Karun Chandhok y, claro está, así lo dice un vehemente Bernie Ecclestone.

'Fórmula SER' (30-10-2011)

28:00

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