Los parados, escépticos ante la nueva reforma laboral

Enrique Ramírez lleva tres años sin encontrar trabajo. Irma García, un mes y medio. Él vino de Ecuador en busca de un futuro mejor y vive con su esposa, que trabaja por horas, y con su hija pequeña, a la que él cuida. Ella tiene 29 años y desde que terminó de estudiar Periodismo encadena contratos temporales con largos periodos de paro entremedias. Los dos acceden a esperar en la calle, bajo el intenso frío que azota Madrid a esas horas, para contar su historia en el programa Hoy por Hoy.

Son las nueve menos cuarto de la mañana y un pequeño grupo de personas espera que la Oficina de Empleo de la madrileña calle Evaristo San Miguel abra al público. Lo hará quince minutos más tarde y cada vez se van acercando más parados hasta ella. Ya no se forman grandes colas porque para tramitar el cobro de la prestación por desempleo hay que solicitar cita previa. No es necesaria para lo que comúnmente se conoce como "sellar el paro", dejar constancia en la oficina cada tres meses de que se sigue buscando trabajo.

Ante la pregunta de si la reforma laboral aprobada hoy por el Consejo de Ministros ampliará las oportunidades que tienen de encontrar un trabajo, responden con escepticismo. Enrique antes se dedicaba a instalar tuberías para evitar incendios. Lleva tres años en el paro y ya ha agotado el cobro de la prestación, aunque ahora recibe el subsidio de los 420 euros. "Creo que no lo están haciendo bien", la "reforma está muy mal", opina. A "los trabajadores no nos dan oportunidades". Medidas "¿para que el empresario nos despida más fácilmente y abusen de nosotros?", cuestiona.

A este desempleado le pesa acudir una vez más a la Oficina de Empleo porque "siempre me dicen que me van a llamar y no lo han hecho en la vida". Además, "he buscado trabajo por los polígonos, de puerta en puerta para entregar el currículum y me dicen que me llamarán, pero hasta ahora, nada". "Trabajo con la reforma no va a haber". "Nos han jodido a todos", sentencia.

El caso de Irma se repite entre muchos jóvenes españoles. Menor de 30 años, dice que la reforma laboral le inspira "bastante desconfianza". Ante el contrato a tiempo parcial, que consiste en trabajar menos horas y cobrar también una cantidad más reducida a final de mes, se pregunta: "¿Qué voy a tener que hacer? ¿Encadenar o simultanear tres trabajos para juntar mil euros y tener una vida digna?". Tampoco ve con claridad otra de las opciones que se darán a los jóvenes, la de recibir de una vez el 100% del subsidio por desempleo para crear una empresa. "¿Qué significa ser autónomo en este país? ¿Qué ayudas recibe un autónomo? Son los grandes olvidados", afirma.

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El sueldo más elevado que ha percibido Irma es de 1.200 euros. Los cursos de formación se los ha costeado de su bolsillo. Considera que los que ofrecen en el paro "no se adaptan a la realidad del mercado". Critica que, integrando la generación mejor preparada que ha tenido España, "no sólo me resulta difícil conseguir un sueldo", sino que "también me cuesta obtener una prestación por desempleo porque no acumulo el tiempo necesario de cotización para cobrarla".