Lo primero que llama la atención nada más descender del coche es el tintineo de una campana. Un sonido que forma de la historia de un viaje en el tiempo 40 años atrás, es el nivel de desarrollo que separa las comunidades que reciben ayuda de la Fundacion Vicente Ferrer desde ese tiempo y la que han empezado a recibirla ahora. Cuando caminamos por este pequeño pueblo de Gollarahatti pronto descubrimos de donde nace ese sonido de la campana. Un hombre vestido con arapos, toca esa campana para pedir harina de casa en casa para poder comer, pertenece a la cuarta casta una de las más pobres y dos veces a la semana « tienen derecho» a pedir a la comunidad para poder comer pero viven fuera del pueblo. Un poco más adelante, en una de las cuatro calles de tierra que componen la aldea donde viven 500 personas, una señora separa el poco cereal que les queda. Junto a ella está Dasappa que es uno de los desesperados agricultores de Gollarati que han tenido que emigrar a fincas lejanas de terratenientes donde les pagan por 10 horas diarias 2 euros a los hombres y menos de 1 a las mujeres por el mismo trabajo. La sequía que padecen desde hace 4 años les obliga a salir del pueblo a buscar el sustento de sus familias. Moncho Ferrer , al que acompañamos en esta visita , asegura que hay una emigración más cruel la que les condena a la pobreza en las chabolas de las grandes ciudades, como cuando acaban en los Slum de Mumbai donde se encuentra la mayor concentración de chabolas del mundo en la que viven 4 millones de personas. En todo este tiempo no ha llovido apenas, de hecho hace 20 días que uno de sus 2 únicos pozos está totalmente seco , el agua para consumo de las familias la sacan de un pozo que acaba de instalar la Fundación Vicente Ferrer que está empezando ahora a actuar en esta zona. La sequía castiga duramente a toda la región pero menos a las más aldeas preparadas La otra cara de la moneda tiene el nombre de Lathavaram, una comunidad donde llegamos con la directora de proyectos de de la Fundación esta región. Sólo ver el centro comunitario donde se reúnen ya evidencia que llevan muchos años recibiendo el apoyo de la Fundación. Lo primero que vemos es la ceremonia de agradecimiento que toda la comunidad hace ante una escultura de Vicente Ferrer , el hombre que les empezó a cambiar la vida hace casi 40 años. En Lathavaranm la imagen es totalmente diferente a la de Gollatharam, aquí hay numerosos pozos lo que les permite seguir cultivando a pesar de la falta de lluvias. Dos chicas jóvenes con brillantes saris se apuran para sacar del pozo 4 cubos de agua, son los pozos que les salvan de esta sequía cruel que antes también les obligada a emigrar o directamente les hacía pasar hambre. Lo sabe bien Sarojamma , quien calcula que tiene 65 años, no sabe cuando nació exactamente, pero de lo que no se ha olvidado es de que antes de que se pusiera en marcha por la Fundación el Fondo Permanente Contra la Sequía tenían muchos problemas para comer 3 veces al día en época de sequía. Krisnaveni,asiente, es la directora de proyectos de esta área y asegura que aquí en Anantapur «la sequía es como un familiar que nos visita prácticamente cada año». Las 80 familias de Lathavaram se benefician de este fondo permanente contra la sequía, que permite repartir dinero para cada familia cuando las cosechas son ruinosas como ahora , compran animales, los engordan y los venden, con el dinero que sacan devuelven el préstamo al Fondo y siempre tienen recursos para resistir la falta de precipitaciones en la que es la segunda región más seca de toda la India junto al Rajastán. Chandra Sekar ya no piden dinero «Antes cuando necesitabamos dinero teniamos que pedirselo a los terratenientes y pagar grandes intereses, teníamos mucha inseguridad en nuestras vidas, y ahora como tenemos este fondo estamos más tranquilos, no tenemos que emigrar y dejar atrás a los nuestros» asegura Chandra, uno de los líderes de esta comunidad. Es la diferencia entre dos aldeas, el viaje en el tiempo, donde la fundación desarrolla sus proyectos desde 1969 están empezando a resistir incluso los duros embates de la perenne sequía de Anantapur.