De la aldea rural al Sillycon Valley de la India
La Fundación ha permitido a muchos jóvenes dar el salto del campo y de las aldeas más pobres a la Universidad y a los mejores empleos
Nos adentramos en uno de los últimos lugares en los que se ha asentado la Fundación Vicente Ferrer, un pequeño lugar que vive en el pasado y donde el machismo domina la sociedad / CONCHI CEJUDO / FVF
Yuvaraju, tiene 23 años, y vive en el pueblo de Chavala en el distrito de Anantapur. De momento hace labores de programador asociado dentro de la enorme sede de la multinacional IBM en la ciudad tecnológica de Bangalore, la denominada Sillycon Valley de La India
En total son cuatro hermanos, y desde pequeños todos estuvieron apadrinados por familias españolas. Con esa ayuda, Yuvaraju pudo estudiar hasta la educación secundaria y sus estudios universitarios son fruto de la beca especial de la Fundación a los mejores 200 expedientes de toda la región, de hecho Yubarayu fue el mejor de su promoción.
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Se le ilumina la cara cuando habla de Vicente Ferrer, con el que estuvo muchas veces cuando era más pequeño y por eso ahora esta orgulloso de donar parte de su sueldo para el fondo de las becas. El pasado 13 de enero celebraron en Anantapur en la sede de la Fundación un encuentro de todos los estudiantes que habían conseguido estudios superiores gracias a esta beca, unos 1200, y le tocó dirigirse a ellos en un breve discurso al que asistieron también sus padres: " Le dije a todos los estudiantes , como también hicieron otros de mis compañeros, que estudien mucho y que terminen sus estudios como hice yo que ahora tengo un buen trabajo. También les dije que hay que dar un paso adelante y dar dinero ahora para que haya más becas y que más niños de las comunidades rurales puedan estudiar", asegura Yuvaraju que fue el primero en llamar directamente a Moncho Ferrer para ofrecer una cantidad al fondo para estas Becas.
Dice que sus padres no pueden imaginar como vive la gente en una ciudad, de hecho nunca han venido hasta ella... Así que nos fuimos hasta Chavala, una pequeña comunidad donde viven 1200 personas y que en el momento en el que llegamos estaban en plena ceremonia ante uno de los templos. A unos metros encontramos a Vannurama, la madre, y a Karenna, el padre de Yubarayu. Lo primero que llama la atención es que insisten en que son totalmente analfabetos y que eso les hace sentirse especialmente orgullosos de su hijo:"Muchas, muchas gracias a RDT a la Fundación Vicente Ferrer porque desde que Yubarayu fue becado y llegó a la universidad nuestra vida ha cambiado....gracias a ellos nuestros hijos tienen un futuro que no podíamos imaginar" dicen sus padres sentados a la entrada de una casa de ladrillo que se han construido gracias al dinero que les ha enviado Yuvaraju.
De los 25 estudiantes que han llegado a la universidad en toda la historia de su pueblo, tres son sus hijos.
Desde otra pequeña aldea hasta la locura del tráfico de Bangalore también llegó Lathamma
Es otra joven dálit, de 22 años que gracias al programa de Becas Preuniversitarias de la Fundación Vicente Ferrer se ha convertido en la primera universitaria de su pueblo. Es también ingeniera informática y aunque está en uno de sus primeros empleos ya cobra 500 euros al mes, 100 veces más de lo que tenían sus padres para sacar adelante a los siete miembros de la familia cuando ella era una niña. Latha explica que no se ha olvidado de lo mal que lo pasó cuando acabó el décimo curso llegó al Bachillerato y eligió estudiar todas las asignaturas en inglés, recuerda que le costaba mucho y que a la vez que estudiaba también "lloraba mucho porque no acababa de entenderlo pero al final pude hacerlo y aquí estoy" insiste.
Cuando conocimos a Latha en la ciudad explicaba que había elegido la carrera de Ingeniería Informática "por ganar más dinero para la familia, porque tienes mejor posición social y porque quiero ser independiente y no depender de nadie".
Latha habla con mucha humildad y muy consciente de sus orígenes pero con la misma viveza que su madre, Narsama, de 38 años con cinco hijos, cuatro niñas y un niño, y que es una de las líderes del Shangan de mujeres de Enula Nustur .
"Muchas, muchas gracias a la señora Paqui (se refiere a la madrina española de Latha, Francisca Ramos, que tienen hoy apadrinados a otros nueve niños y que lleva 20 años colaborando con el programa de apadrinamiento de la Fundación) porque gracias a ella Latha ha conseguido estudiar, ser la primera de toda la comunidad en conseguir una carrera y tener ahora un gran trabajo, se lo agradeceremos a su madrina por ayudarnos a cambiar nuestras vidas" dice orgullosa a la vez que nos recuerda que ella y su marido no pudieron tener estudios y que están muy satisfechos de que sus hijos puedan tener ahora "un mejor porvenir".
Dos historias que sólo unos años atrás parecían propias de la fábula de un cuento, pero hoy los dálits, los también llamados "intocables" gracias a la Fundación Vicente Ferrer también han conseguido dar el salto del campo y de las aldeas más pobres a la Universidad y a los mejores empleos.
Apadrinar es dar futuro
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