Un duelo imborrable bajo la nieve de La Catedral

En 1957 el Athletic de Bilbao se enfrentaba, entre una copiosa nevada, al Manchester United en una de las más bellas páginas escritas en San Mamés.

Hay una fecha clavada en la memoria de los aficionados del Athletic Club de Bilbao: el 16 de enero de 1957. Ese día, desde la 15:30 horas -por falta de iluminación eléctrica en San Mamés- "los leones" se enfrentaban al campeón de la Liga inglesa, el Manchester United, en cuartos de final de la competición continental. El Athletic venía de eliminar a los vecinos peninsulares del Oporto y al Honved, un exitoso equipo que caminaba de la mano de la selección húngara.

Por su parte, la plantilla del Manchester vivía años de esplendor de la mano del purista Matt Busby, entrenador del club desde 1945 hasta 1969. Con Bobby Charlton, Duncan Edwards o Ryana Byrne formaban uno de los equipos más temibles del continente. Se adivinaban destellos de luz en la Inglaterra de los sombríos años de posguerra y el Manchester Club era reflejo de ese renacimiento del país con un juego alegre y vistoso.

En aquella invernal fecha, con el campo de San Mamés cubierto de un manto blanco y pintado con líneas rojas, con el campo a rebosar con 36.000 espectadores según las crónicas locales, y con el incesante vaivén del bermellón esférico, se registraba un 5-3 en el marcador. Goles de Uribe, Markaida, Merodio y Artetxe por parte local y otros tantos de Taylor, Violley y Whelan por parte inglesa. "Un partido que ha dejado un recuerdo creemos que indelebe", firmaba el cronista de "El Correo". El partido de vuelta, con los leones mermados por las bajas y las lesiones de Artetxe y Carmelo, tuvo como resultado un 3-0 inapelable.

La tragedia mitificó a aquellos "Busby babes" del Manchester, un equipo que murió casi sin tiempo de haber crecido. Un año después de jugar en Bilbao, los ingleses seguían su meteórico camino en Europa. Venían de disputar los cuartos de final de la competición europea. Tras vencer al Estrella Roja el avión que les traía de vuelta se estrellaba contra un edificio de empresas de los suburbios de Munich. Siete jugadores morían en el acto y Duncan Edwards apagaba su estrella dos semanas después. El tiempo se detuvo en Manchester aquel día. Como lo había hecho, sobre la nieve, aquel 16 de enero de 1957 en La Catedral. La sombra europea del Athletic comenzó también en aquella inolvidable jornada de invierno.

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