Elecciones 25M: esperanza en el PP, nervios en el PSOE
El estado de ánimo con el que se enfrentan el PP y el PSOE a estas elecciones no tiene absolutamente nada que ver. Ambos partidos pueden batir records históricos. Los populares podrían acumular un poder nunca visto. Los socialistas podrían hundirse hasta cotas desconocidas.
Las encuestas han hecho crecer las esperanzas del PP. Todos los sondeos ponen al alcance de la mano del partido de Rajoy la mayoría absoluta en Andalucía y le dan opciones de gobernar Asturias pactando con el Foro. Hoy para el PP es un día de esperanza. Si gana tanto en Andalucía como en Asturias tendrá un poder hegemónico en toda España.
En el PSOE hoy es más bien un día de nervios. Conservar el gobierno de Andalucía supondría una gran inyección de fuerza tras una tremenda sucesión de derrotas. Pero los dirigentes socialistas asumen que las opciones de gobernar en Andalucía son pocas. Tienen mayores esperanzas depositadas en recuperar el gobierno de Asturias. Tanto en Andalucía como en Asturias su única posibilidad sería gobernar en coalición con IU.
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En caso de que el PP no logre gobernar en ninguna de las dos comunidades, caso que parece improbable, no tendría demasiadas consecuencias. Seguiría manteniendo un enorme poder autonómico con 11 de las 17 comunidades y un grandísimo poder municipal con más de 3.000 ayuntamientos. Para Arenas sufrir una derrota en su cuarto intento sí podría suponer el fin de su carrera en Andalucía, aunque Rajoy tiene plena confianza en que su amigo saldrá victorioso. Los populares también aspiran a que Mercedes Fernández gane en votos a Cascos y que el PP tenga más peso en un gobierno de coalición con Cascos que casi todos dan por seguro.
Para el PSOE, las consecuencias de una doble derrota e incluso si solo pierde Andalucía, serían muy importantes. El partido se hundiría hasta cotas desconocidas. Rubalcaba sumaría a los peores resultados en unas generales la pérdida del que ha venido siendo el mayor granero de votos socialistas, todo un emblema para el PSOE, la comunidad en la que el partido ha gobernado ininterrumpidamente los últimos 30 años. Griñán es, además, el presidente del PSOE, lo que dejaría a la dirección de Ferraz en una posición muy incómoda. Si se produce la doble derrota, el único consuelo del PSOE es confiar en que se haya acabado definitivamente su ciclo más terrible y pensar en que es difícil ir a peor.