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El ojo de la aguja. Análisis de la primera vuelta francesa

Según los analistas, Sarkozy no ha conseguido presentar un proyecto coherente al electorado, empeñado en aparecer como el Jefe del Estado y, al mismo tiempo, intentar hacer olvidar su gestión

Nicolás Sarkozy, François Hollande y Marine Le Pen son los tres candidatos a las elecciones presidenciales en Francia

François Hollande y Nicolás Sarkozy, los dos favoritos para ocupar en los próximos cinco años la Presidencia de la República francesa, se encuentran frente al "ojo de la aguja" y como se dice popularmente en Francia: "ça passe ou ça casse" -o pasa o se rompe-.

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La primera vuelta de la campaña presidencial ha sido muy larga, comenzó a mediados de febrero cuando Nicolas Sarkozy se vio forzado a adelantar su entrada en campaña ante la perspectiva de no poder superar la ventaja en los sondeos que Hollande -favorito desde que ganara las primarias socialistas en noviembre del año pasado- ha sabido gestionar con prudencia. En este sentido, según los analistas, hemos asistido a una campaña muy táctica en la que Sarkozy no ha conseguido presentar un proyecto coherente al electorado: empeñado en aparecer como el Jefe del Estado que Francia necesita y, al mismo tiempo, intentar hacer olvidar su gestión.

Crisis y nostalgia

La crisis económica mundial y las formas de afrontarla desde Francia se ha impuesto como el tema central pero a costa de sacar la cara más proteccionista y conservadora de un país que aún sigue mirando con nostalgia la época de los '30 gloriosos', los años de la `grandeur?. La necesidad de hacer ajustes, reconocida por los dos principales candidatos, ha provocado una angustia en el electorado, temeroso de ver rebajado el generoso modelo social francés.

El miedo y la nostalgia han dado alas al voto contestatario incubado día a día por la desindustrialización, el paro, la pérdida de poder adquisitivo, las dificultades de alojamiento y la inseguridad entre las clases populares. Entre ellas ya pescaba la extrema derecha que, con Marine Le Pen, se ha quitado como un estorbo el pasado que representaba su padre. La novedad en esta campaña es la vuelta de los comunistas reciclados en izquierda radical de la mano de un antiguo trotskista pasado por la filas socialistas, el gran orador Jean Luc Melenchon.

La segunda vuelta

Los dos candidatos 'frontistas' han estrechado la ventaja con los dos favoritos e incluso amenazan con reeditar la eliminación sufrida en 2002 por el socialista Lionel Jospin en la primera vuelta. De ahí los llamamientos al voto útil lanzados por Sarkozy y Hollande, cuyos partidarios además han llevado a cabo una campaña puerta a puerta para convencer a los indecisos y reducir el número de abstencionistas.

Una eventual eliminación desvirtuaría la segunda vuelta, pero si Sarkozy u Hollande no ganan con holgura deberán lanzarse a una estrategia de alianzas y guiños para atraerse a los votantes de los otros candidatos eliminados. Sarkozy va con desventaja, una mayoría de los que se inclinan por Le Pen no votarían por el Presidente en el deseo de desalojarle del Elíseo y provocar la descomposición de la derecha. Más dudas tienen los del centrista François Bayrou, el 'tercer hombre' en la campaña de 2007 y que en esta ha bajado a la quinta posición pero que puede ser determinante para darle la victoria a la derecha o a la izquierda el próximo 6 de mayo.

 
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