Guardiola regala al Barcelona una Copa ante el Athletic para aumentar su leyenda el día de su despedida

El mejor Barça apareció en el último partido de la temporada para agrandar más si cabe la leyenda de Josep Guardiola

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Hace tres años, en Mestalla, Guardiola levantaba su primer título como entrenador del Barça. Pocos podían pensar que treinta y seis meses más tarde, también en una final de Copa, y también ante el Athletic, dirían adiós al mejor entrenador de la historia de un club con más de un siglo a sus espaldas.

El agradecimiento de los jugadores del Barça se personalizó en Pedro. El canario, gris toda la temporada, despidió a lo grande al entrenador que lo sacó del anonimato futbolístico. Marcó en el minuto tres. Un córner mal despejado por Javi Martínez le cayó a Pedro, que sin pensarlo dos veces disparó a gol para transformar el primero de la noche.

El la primera mitad, el Barça sacó a relucir de nuevo la capacidad de minimizar a todos sus rivales. Esa capacidad que aparece cada cierto tiempo, como cuando goleó al Real Madrid o cuando barrió al United en la final de la Champions del año pasado.

Guardiola se fue como el Guardiola más original. Sin experimentos, apostando por un lateral derecho anónimo como Montoya como apostó en su día por Pedro o Busquets. Precisamente Pedro, el icono de lo que ha significado Guardiola para el Barça en cuatro años históricos e inigualables.

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El Barça encontró todos los espacios que desaparecieron ante el Chelsea o ante el Real Madrid. La presión estéril del Athletic solo servía para que el Barça encontrase más espacios. Iniesta encontró uno de los pasillos para regalarle una asistencia a Messi. El argentino rompió su sequía en las finales de Copa (2 finales y ningún gol) para hacer el segundo en un mano a mano ante Gorka.

Había aparecido Messi, Pedro e Iniesta, pero aún faltaba Xavi. El '6' del Barça aprovechó las dos semanas sin partidos y jugó una final superlativa. El capitán culé fue la referencia del juego del Barça en todo momento. Una dejada suya a Pedro en la frontal sirvió para que, de nuevo, el canario, encontrase la red. Un zurdazo de rosca desde el balcón del área terminó con las esperanzas de las cuarenta mil gargantas de Bilbao presentes en el Calderón.

Presión, diagonales, regates, desmarques, pases en profundidad, rapidez en la cobertura, salida de balón con claridad, toque rápido... todo en lo que Guardiola se ha esmerado en enseñar a sus jugadores valió para que el Barça sumase su vigésimasexta Copa del Rey ante un Athletic inofensivo.

Los de Bielsa volvieron a pecar de ansiosos. Al igual que en Bucarest un gol tempranero acabó con la paciencia de unos leones que acaban una temporada sobresaliente en un estado de ánimo pésimo.

Catorce títulos de diecinueve posibles, un récord histórico que a buen seguro tardará mucho en volver a repetirse. La era de Guardiola ha terminado, el mejor ciclo futbolístico de la historia culé se cierra de la mejor forma posible. Ahora le toca a Tito Vilanova la difícil empresa de hacer olvidar el legado eterno de Pep.

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