Javier Arenas, el 'llaneador'

La maldad periodística encontró el apodo perfecto para Javier Arenas, "el ministro campeón" por aquella cachazuda forma de saludar que tenía su muñegote. Pero ese campeón ha acumulado cuatro derrotas electorales en Andalucía y ha llegado el momento de tirar la toalla. ¿Por qué no lo hizo antes este abogado sevillano con raíces en Olvera nacido hace 56 años? Porque es lo que se llama un animal político.

Con 23 años llegó como una tromba a la UCD para presidir enseguida sus Juventudes. Fue el concejal más joven de Sevilla. Nunca fue de Alianza Popular, sino del PDP, con quien consiguió su primer escaño en el Congreso. Aznar le fichó para la dirección del partido en 1991 y sobre todo, para hacer visible al PP en Andalucía, la región con menor arraigo de la derecha. Fue derrotado dos veces por Manuel Chaves y se trasladó a Madrid para ser el primer ministro de Trabajo de la era Aznar. Su papel en el ministerio se elogia, incluso por los oponentes: completó la tarea de Griñán en el pacto de Toledo y embalsó la crispación con los agentes sociales con los que incluso pactó un abaratamiento del despido.

Arenas continuó haciendo carrera en Madrid, llegó a secretario general del partido y en 2003 se produjo una curiosa situación: Rajoy y él intercambiaron sus puestos. Arenas ocupó la vicepresidencia del gobierno, pero llegó el triunfo del PSOE, y regresó a su tierra, donde, dicen, ha estado de campaña electoral continua en los últimos ocho años. Hace unos meses estuvo a punto de tocar el poder, pero las elecciones le dieron tan escaso margen de triunfo que un pacto entre el PSOE e IU le volvió a dejar en la cuneta. Algún medio de comunicación resaltó la desgana con la que Arenas emprendía su labor de oposición y cómo elegía un sucesor en la persona de Carlos Rojas, portavoz en el Parlamento andaluz.

Álvarez Cascos dijo una vez que Aznar era Induráin, él un escalador y Arenas un llaneador. ¿Pedalea ahora nuestro protagonista hacia un puesto en Madrid?