Un estudio efectuado en niños finlandeses se suma a la lista de reportes médicos que sugieren que la exposición a las bacterias de perros y gatos ayuda a desarrollar sus defensas, en comparación con niños criados en hogares sin mascotas. 397 niños nacidos en el Hospital de la Universidad Kuopio fueron estudiados por un año, sus padres llenaban cuestionarios semanales relacionados con las enfermedades de los infantes y su contacto con los perros. En un análisis de variables múltiples se estableció que los niños que tienen perros en casa eran más sanos que los niños que no tenían contacto con perros, presentando un 30% menos infecciones respiratorias como tos, rinitis y fiebre, así como un 50% menos infecciones del oído. Además necesitaban menos antibióticos durante su primer año de vida que los menores sin contacto a las mascotas peludas. «Estos resultados sugieren que el contacto con perros puede tener un efecto protector contra las infecciones durante el primer año de vida. Nuestras conclusiones apoyan las teorías que durante el primer año de vida el contacto con animales es importante, posiblemente llevando a una mayor resistencia a las infecciones respiratorias durante la infancia» establece el reporte escrito de la investigación encabezada por la doctora Eija Bergroth. El estudio también establece que el contacto con los gatos no parece tener un impacto tan fuerte como el contacto con los perros en la disminución de la prevalencia de infecciones respiratorias. Los resultados del estudio fueron publicados en la edición de julio en la versión en línea de la revista especializada Pediatrics. Los investigadores reconocen que es necesario continuar investigando la relación entre las enfermedades de los infantes y su contacto con las mascotas. Sin embargo un estudio publicado en septiembre de 2009 en la Revista Alergia e Inmunología Clínica señala que los niños que viven con perros o gatos presentan un menor riesgo de desarrollar sensibilidad a las alergias. La investigación utilizaba datos del Estudio Multidisciplinario de Salud y Desarrollo Dunedin en Nueva Zelanda, un proyecto de largo plazo que recopiló por más de 30 años información médica de bebés nacidos a principios de la década de 1970. Este estudio también establecía que los adultos que vivían con perros y gatos también presentaban un mayor efecto protector a las enfermedades. La reducción del riesgo no se limitaba a los alérgenos animales, también a los encontrados en el polvo y el pasto.