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La estatua de Fabra en el aeropuerto de Castellón se remata con un avión de acero

El artista Juan Ripollés ha culminado con un avión de acero inoxidable la escultura del aeropuerto de Castellón, con un sobrecoste de 127.000 euros

La escultura de Ripollés del aeropuerto de Castellón se remata con un avión de acero inoxidable

La escultura de Ripollés del aeropuerto de Castellón se remata con un avión de acero inoxidable

El artista Juan Ripollés ha culminado con un avión de acero inoxidable su escultura en la entrada del aeropuerto de Castellón, que ha supuesto un sobrecoste de 127.000 euros sobre lo presupuestado y que ha pagado de "los bolsillos" de sus hijos.

El aeropuerto de Castellón sigue sin tráfico aéreo, aunque ya posee un avión en su interior. Se trata de la última parte de la escultura 'El hombre avión', una obra de 24 metros de altura encargada por Carlos Fabra, expresidente de la Diputación y expresidente del PP de Castellón.

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El artista que lo ha realizado, Juan Ripollés, aseguró tras el encargo que la escultura servía para honrar al impulsor del proyecto del aeropuerto: "Una figura a la que le saldrá de la cabeza un avión, ese es el germen y el esperma del nacimiento de la obra", declaró.

Fabra, también responsable de Aerocas, la empreas pública que impulso la construcción del aeropuerto, inaguró el aeródromo junto al expresidente de la Generalitat Francisco Camps en marzo de 2011. A día de hoy, ningún avión ha salido ni llegado a Castellón.

Una obra de 300.000 euros

El presupuesto de la obra es de 300.000 euros, que todavía no ha cobrado y que no ha reclamado, pues la obra está todavía sin terminar, según ha explicado el autor de la obra. Además, ha dicho que ha tenido que pagar de su bolsillo 127.000 euros más de sobrecoste, por los materiales con los que está hecha la escultura, acero inoxidable, cobre y acero corten, y porque el trabajo ha sido totalmente "manual y artesanal".

Sobre la escultura ha explicado que debía ser de 8 metros e iba a ser colocada junto a los edificios de carga y descarga, pero esa ubicación no le gustó al artista y, tras inspeccionar la zona, eligió la rotonda de entrada.

Sin embargo, ha continuado Ripollés, 8 metros le parecieron pocos a Carlos Fabra para las dimensiones de la rotonda, y él le aseguró que sería de mínimo 20 metros.

Carlos Fabra, ha relatado Ripollés, le dijo que "no habría ni un euro más" de lo previsto para la escultura, pero él le aseguró que sólo pedía "libertad".

 
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