Paquito D'Rivera reinventa la música clásica y los tangos al son del jazz cubano

Un piano, un contrabajo, percusión y trompeta. No hace falta más para acompañar a Paquito D'Rivera, un mago del viento que entre su saxo y su clarinete interpreta las mejores piezas del jazz-latín contemporáneo. Con las notas de Paquito D'Rivera Madriz Proyect, el Café Central celebra su 30 cumpleaños.

D'Rivera, exiliado de su país en los 80, tocó el metal de los instrumentos de viento por primera vez con tres años, cuando su padre le regaló su primer saxofón. Desde ese momento, se inició una historia de amor que le llevó a convertirse en un niño prodigio que ha crecido tocando con las mejores orquestas cubanas de la historia. Hoy, Paquito es uno de los mejores intérpretes de jazz-latín de la historia y los 13 Grammys que tiene en su haber dan fe de ello.

Para celebrar los 30 años que el Café Central lleva acercando a la capital española los mejores intérpretes del jazz más actual, Paquito D'Rivera presenta un programa especial con el que hermana la música clásica de grandes nombres y los tangos de Latinoamérica con el jazz latino. Cuando Paquito toca, los compases bailan a la perfección entre las notas de Chopin, Mozart y Bach y las del jazz con sabor a Cuba. Una forma de romper los cuidados de las composiciones clásicas con el descontrol acompasado de un saxo de jazz.

Para esta nueva aventura, Paquito se rodea de músicos cubanos afincados en la capital española y que conforman el Madriz Project. El trompetista Manuel Machado, el pianista Pepe Rivero, Reinier Elizarde en el bajo, Georvis Pico en la batería y Yuvisney Aguilar en la percusión se convierten en protagonistas de la noche con solos a tiempos, que enseñan a oír y a disfrutar de cada uno de los instrumentos que acompañan a este músico pegado a un saxo que, incluso, se autodefine como un "adicto saxual".

Si hay algo que caracteriza a D'Rivera, además de sus notas inconfundibles, es su sentido del humor. Sabe introducir arreglos que parecen compuestos por el autor clásico, con bromas que se ganan al público y les hace aún más partícipes de su música.

Amante de su cuba natal desde la lejanía, no puede evitar querer convertir todo lo que toca en cubano y, de esta forma, en un momento de inspiración, convirtió a Johann Sebastian Bach en cubano. "De alemán nada. Bach era cubano" decía. "Escuchen este tema que es como se debe interpretar a Bach" con una recopilación de sus mejores piezas a las que ha querido bautizar como 'Joan Sebastian baila al son'.

La misma suerte corrió Mozart. Con su estilo directo y desenfadado de hablar con el público, Paquito no escatima palabras para bromear antes de reinventar de nuevo a otro mito de la música clásica. "Si escuchan detenidamente el segundo movimiento de su concierto para clarinete" explicaba "se darán cuenta de que es un blues. Mozart era de Nueva Orleans". Y realmente lo era. O al menos por esa noche.

"Astor Piazzolla vivió todo el cuerpo del tango", tanto, que le criticaban diciendo que no eran tangos las piezas que salían de su imaginación. Afortunadamente, como a todos los que se atrevieron a innovar y fueron criticados, la historia y el tiempo les ha dado la razón. A todos nos es conocido el caso de 'La Leyenda del Tiempo' de Camarón, donde las críticas de los puristas del flamenco que no entendían que una batería tuviese cabida entre los jadeos, se convirtieron en aplauso que le colocaron como una de las mayores leyendas del flamenco.

Lo mismo ocurrió con los tangos del maestro argentino, obras que ahora Paquito reinventa desde el jazz latino para transformar el tango de 'La muerte del ángel' en un mambo de final feliz con 'La muerte rumbera del ángel'.

Para cerrar una noche de transformación musical, incluso se atreve con una pieza inédita y con Bebo Valdes tocando a su estilo 'Pa?Bebo'. Una pieza inspirada en el pianista, en "un gigante, literalmente, de la música cubaba" que ahora D'Rivera transforma con notas de chotis castizo para hacer un giño y despedirse del público de Madrid cantando "¿Dónde vas? Donde pidas. ¿Dónde vas con Mantón de manila, dónde vas?

Decían en una película que "un solo de Paquito, te puede arreglar un mal día". En este caso, te regala una noche de risas y aprendizaje musical. Una muestra de cómo lo que es diferente a simple vista, puede unirse en arte si se quiere escuchar.