Islas y peñones, el nuevo frente de la inmigración en España
Este domingo han llegado 70 inmigrantes a un pequeño islote de Alhucemas
Las islas y peñones que España posee en el Norte de África se han convertido en el nuevo frente del problema de la inmigración, debido a que el refuerzo de la seguridad en torno a la valla fronteriza entre Melilla y Marruecos ha obligado a las mafias a buscar nuevas vías.
La llegada de inmigrantes a estos pequeños enclaves, algunos como el caso de la Isla de Tierra casi desconocido y deshabitado, es algo novedoso, ya que solo se viene produciendo desde hace unos meses.
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Hasta la llegada del domingo de 68 inmigrantes a uno de los tres islotes que componen el archipiélago de Alhucemas se habían registrado al menos otras doce llegadas, pero ninguna con una cifra tan elevada de subsaharianos.
La primera se produjo el pasado 3 de mayo a la Isla del Congreso, perteneciente al archipiélago de las Chafarinas, donde arribó una pequeña embarcación con seis inmigrantes. Días más tarde una segunda barca llegaba al mismo lugar con otros seis inmigrantes, mientras que el 15 de mayo la cifra de inmigrantes ya fue mayor, en concreto 18, entre los que se encontraban seis mujeres, una niña y un niño. El refuerzo de la vigilancia en Chafarinas puso cierto freno a esta situación, aunque de manera esporádica se producía alguna que otra llegada.
Sin embargo, la voz de alarma saltó el 19 de agosto, hace justo dos semanas, con la aparición en el Peñón de Alhucemas de una embarcación con 41 inmigrantes. Aproximadamente la mitad de los indocumentados fueron trasladados a Melilla, en tanto el resto fue llevado a Almería, ante la saturación del Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes (CETI) de la ciudad autónoma, que había albergado ese mismo día a unos 60 inmigrantes que consiguieron saltar la valla la noche antes.
El pasado miércoles día 29 surgió un nuevo frente, la Isla de Tierra, situada a escasos diez o treinta metros de la costa marroquí, según la pleamar o bajamar, adonde llegaron otros 19 inmigrantes. El Gobierno actuó en esta ocasión de manera distinta, ya que, en lugar de trasladar a los inmigrantes a Melilla y la península, decidió dejarlos en el islote, con la asistencia humanitaria garantizada. Solo se llevaron a la ciudad autónoma tres bebés, sus madres y una mujer en avanzado estado de gestación.
La llegada de 68 indocumentados más abre el debate sobre qué hacer, sobre todo, para evitar un efecto llamada. Fuentes del Ministerio del Interior han asegurado que se trata de buscar una solución en colaboración con las autoridades marroquíes. El delegado del Gobierno en Melilla, Abdelmalik El Barkani, dijo hace unos días que no se puede admitir el chantaje que emplean las mafias que trafican con seres humanos y que apelan a la fibra humanitaria de España para permitir la apertura de nuevas vías de acceso a territorio español de inmigrantes.
"Las pretendidas nuevas vías de acceso a territorio español por parte de inmigrantes irregulares no pueden estar al servicio de las mafias que negocian sin pudor con los seres humanos", aseguraba entonces. Lo que se pretende así es evitar que las islas y peñones españoles se conviertan, en palabras del delegado, en una especie de "puente aéreo" de entrada en Melilla o la península.