Las sanciones por dopaje más duras de la historia del deporte

El caso más sonado y que marcaría un antes y un después en la historia del deporte fue el del atleta canadiense Ben Johnson quién daba positivo en 1988 por estanozolol tras la final olímpica de 100 metros en Seúl en la que había batido el récord del mundo con un registro estratosférico de 9,79 segundos batiendo a su némesis, el atleta Carl Lewis. Por primera vez en la historia de los Juegos Olímpicos un hombre bajaba de diez segundos. Aquella final le había encumbrado como un héroe. Pero pocos días después un análisis de orina le condenó demostrando que había consumido esteroides. Quedó desposeído de sus récords y de la medalla dorada. En 1993 un Johnson ya reaparecido volvía a dar positivo en un nuevo control de dopaje y era suspendido de por vida.

Dentro del atletismo otro caso de relevancia mundial fue el BALCO, surgido en el año 2004 como consecuencia del consumo de tetrahidrogestrinona (THG) en Estados Unidos, y cuya investigación afectó a los atletas Marion Jones y Tim Montgomery. La velocista reconoció que utilizó esteroides como parte de la preparación para los Juegos Olímpicos de Sydney, su cumbre deportiva, en la que ganó cinco medallas ((3 de oro y 2 de bronce). Fue obligada a devolver todos los premios desde el año 2000 y condenada a seis meses de prisión y dos años de libertad condicional. El padre de su hijo, Tim Montgomery, ex recordman mundial en los 100 metros, fue suspendido por dos años en diciembre de 2005 y puso fin a su carrera. En el mundo del atletismo también fue notorio el caso del cubano Javier Sotomayor, plusmarquista mundial de salto de altura, que dio positivo por cocaina en Winnipeg'99 y por nandrolona en 2002.

Por la relevancia del personaje muy sonado fue el caso del futbolista Diego Armando Maradona y su positivo en el Mundial de Estados Unidos del año 1994. El ídolo argentino dio positivo a la sustancia de efedrina y fue sancionado con 15 meses y una multa de unos 15.000 dólares. Fue el fin de su carrera mundialista. "Me cortaron las piernas", decía entre lagrimas Maradona. No era su primera sanción. El considerado por muchos el mejor futbolista de todos los tiempos tuvo su primer traspié en su en el año 1991 cuando militaba en el Napoli. Después de un partido frente al Bari, en una muestra de orina fue encontrada una sustancia derivada de la cocaína. El resultado, otros 15 meses de sanción.

El dopaje y el ciclismo han estado íntimamente ligados desde que en el año 1998, el equipo Festina era expulsado del Tour tras encontrarse en el coche de su masajista abundantes dosis de EPO. Su relevancia fue tal que provocó la creación de la Agencia Mundial Antidopaje (AMA), en noviembre de 1999.

En el año 2005 el ciclista Roberto Heras fue desposeído del título de ganador de la Vuelta tras dar positivo por EPO. Fue sancionado con dos años de suspensión. Solo un año más tarde, en el 2006, llegaría la mediática Operación Puerto, una nutrida trama de dopaje que servía a decenas de deportistas de todo el mundo, en su mayoría ciclistas, con el médico Eufemiano Fuentes a la cabeza. Como consecuencia de ello, y hasta el término de la investigación judicial, los ciclistas Jan Ullrich, Oscar Sevilla, Francisco Mancebo y Joseba Beloki, entre otros, no fueron admitidos para participar en el Tour 2006. La ronda gala se quedó sin favoritos y el ciclismo en entredicho.

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En el 2006, un nuevo caso, el de Floyd Llandis, ganador del Tour ese año, quién daba positivo por testosterona y y el triunfo en la ronda gala recaería en el entonces segundo clasificado, el gallego Óscar Pereiro. Y el último caso de relevancia conocido hasta la sanción de Armstrong, el del ciclista madrileño Alberto Contador, quién daba positivo en el Tour de Francia de 2010 por clembuterol. Fue desposeído del Giro de Italia del 2011 y de la susodicha victoria parisina.