20 años sin Audrey Hepburn
La mujer considerada por muchos como el rostro más bello de la historia del cine, alejada del escándalo y de la frivolidad hollywoodiense
"No soy hermosa. Mi madre una vez me llamó patito feo. Pero, separando las cosas, tengo algunas buenas características", llegó a decir Audrey Hepburn, considerada por muchos como el rostro más bello de la historia del cine. Alejada del escándalo y de la frivolidad hollywoodiense, Edda Kathleen Van Heemstra Hepburn-Ruston, conocida como Audrey, fue una actriz diferente, inusualmente flaca y tímida, sofisticada, discreta, espontánea, de inmensa sonrisa y fragilidad casi intangible.
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Nació en Bruselas en 1929, años turbulentos, en el seno de una familia de estirpe aristocrática. Creció y se educó en Holanda. Posteriormente recayó en Londres, donde estudió danza en la prestigiosa escuela Marie Rambert School. Fue la II Guerra Mundial la que truncarían sus planes vocacionales de ser bailarina y la que le dejaría grandes secuelas. "La guerra es un gran igualador", aseguró en más de una ocasión. Decidió refugiar su talento en el cine. Y así llegarían sus primeros y anónimos pasos en la industria del séptimo arte.
William Wyler se topó con ella por azar y decidió darle el papel que cambiaría su vida: el de la princesa Anna en 'Vacaciones en Roma' (1953), con la que ganaría el Óscar a mejor actriz ese mismo año y sería portada de la revista Time. A partir de ese momento se sucederían actuaciones memorables como la de la ingenua Sabrina, en la película de Billy Wilder que lleva ese nombre; cantando 'Moon River' en el alféizar de una ventana encarnando a la emblemática Holly Golightly en 'Desayuno de Diamantes'; repitiendo aquello de "the rain in Spain stays mainly in the plain" en 'My Fair Lady'; recreando junto a Albert Finney el viaje perpetuo del amor en 'Dos en la carretera'; o bailando con Fred Astaire en 'Una cara con Ángel'.
Después de 15 años de éxitos sobresalientes en el cine, comenzó a actuar únicamente de forma ocasional. Su último papel data del año 1988 en la película 'Always' de Steven Spielberg, donde daba vida a un ángel -muchos dicen que premonitoriamente-. Además de la industria de Hollywood se alejó de los focos y protegió con recelo su vida privada. Sus sendos matrimonios con Mel Ferrer y con Andrea Dotti fracasaron y la actriz se refugió en el cuidado de sus dos hijos. "Los niños han sido el hilo conductor de mi vida", decía.
Si por algo destacó Audrey Hepburn en sus años finales fue por su labor humanitaria con UNICEF, de dónde fue nombrada Embajadora de Buena Voluntad por sus esfuerzos por combatir la desnutrición y el Sida en países del tercer mundo. Recreó su amarga infancia en la guerra paseando su inmensa sonrisa por países tan dispares como Honduras, Guatemala, Sudán o Somalia. Finalmente, esa sonrisa se apagó el 20 de enero de 1993 en su casa de Tolochenaz, Suiza, por un cáncer de colon. La misma que sigue imperecedera en la memoria, posters, tazas, camisetas, estanterías o videotecas de todo el mundo.
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