Jake Bugg, el trovador que venció al pop
La joven revelación británica de 2012, que ha arrasado con su primer álbum, visitará España este verano para actuar en el FIB
Jake Bugg (1994) es la nueva estrella adolescente de la infinita cantera británica, fábrica inabarcable de talentos musicales. Bugg, que todavía no ha cumplido los veinte, ha conseguido situarse en lo más alto de las listas de éxitos con un disco debut que aúna inocencia, talento y una necesaria dosis de honestidad. Su imagen, su estilo y su sonido son los que hubiera tenido el propio Bob Dylan si en lugar de haber nacido en Duluth (Minnesota) lo hubiera hecho en Nottingham, al norte de Inglaterra.
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La irrupción de este joven guitarrista ha sido de lo más relevante de 2012 en Inglaterra. Un debut que ha conquistado a la prensa, al público y a otros músicos al mezclar influencias que van del folk al country pasando por el blues o los sonidos británicos de los últimos veinte años. El propio Noel Gallagher calificó a Bugg como un cruce entre Bob Dylan y Arctic Monkeys tras verle como telonero suyo. Aunque el exlíder de Oasis no ha sido el único en rendirse a su talento. En octubre su disco llegó al número 1 de la lista de ventas inglesa superando al esperado segundo álbum de Mumford and Sons o a Leona Lewis, la estrella del Factor X inglés. La sorpresa por el éxito de Bugg atrajo la atención de todos los medios. En doce meses ha pasado de ser un completo desconocido a ser un rostro famoso que aparece en grandes programas de televisión y que acaba de convertirse en la imagen de marcas como Fred Perry.
Su homónimo debut se ajusta a la perfección a las palabras de Gallagher. El sonido de Jake Bugg es un cruce de caminos entre la tradición folk estadounidense y los sonidos británicos de las últimas décadas. Una especie de cantautor de voz rota y guitarra acústica con pildorazos eléctricos al más puro estilo de la banda de Alex Turner.
Debut en Glastonbury
La suerte de este joven de barrio humilde del norte de Inglaterra cambió cuando la BBC le seleccionó para actuar en el escenario para promesas del festival de Glastonbury en 2011. Aquella breve aparición le valió para conseguir su primer contrato discográfico y para que su nombre y sus primeras grabaciones empezasen a expandirse por la red. Un año y medio antes había abandonado sus estudios para dedicarse a tocar en todo tipo de locales, para centrarse en la música. Visto lo visto, la apuesta de Bugg no puso ser más acertada.
El joven Bugg niega que su estilo sea el de Dylan y cita a Donovan, Johnny Cash y Everly Brothers entre sus inspiraciones. "De los últimos diez años la banda que más me ha influido ha sido Arctic Monkeys, sin duda, pero disfruto también mucho escuchando a Robert Johnson, Donovan o los Beatles", comentaba Bugg en una entrevista. Su disco es una colección de grandes canciones que no pasan de los cuatro minutos que manda la tradición inglesa. Canciones concisas, contundentes y que no se pierden en la historia. Temas como Lightning bolt recuerdan a los Oasis de mediados de los noventa, Trouble town recupera la esencia más dylaniana y Someone told me se aproximan más al sonido de Arctic Monkeys. Jake Bugg es un disco completo y una amplio muestrario de los sonidos que enganchan a su autor, un chico de 19 años que escucha a Robert Johnson y que este otoño consiguió destronar a divas y bandas consolidadas para convertirse en el nuevo fenómeno inglés.
El músico reconoce que no siente presión. "He conseguido lo que quería hacer: grabar un disco, ser número 1 y conocer a mis ídolos", explicaba en una entrevista. Sus planes ahora pasan por dejar la casa de sus padres y mudarse a Londres. Su Clifton local, lugar que inspira muchas de sus letras, se ha quedado pequeño. "Allí o juegas al fútbol o tocas algún instrumento". Ha llegado la hora de salir del hogar familiar y ver mundo. "Me encanta Nottingham pero cuando te vas haciendo mayor quieres irte de allí, conocer el mundo, ver cosas con tus propios ojos". La aventura de Bugg ya ha comenzado y lo ha hecho con buen pie, este verano será uno de los grandes atractivos del FIB 2013.