Dos grupos de explotadores sexuales obligaban a las mujeres a 'fichar' con su huella dactilar
Hay un total de 19 personas detenidas y se han identificado a 215 víctimas que trabajaban en un macro-prostíbulo de Gerona que facturaba 60.000 euros diarios
La Policía Nacional ha desarticulado dos bandas de explotadores sexuales que obligaban a las mujeres a 'fichar' con su huella dactilar al inicio de cada servicio. Las víctimas, a las que se les ofrecían falsos trabajos como cuidadores de niños en España, eran captadas en Rumanía y tenían que trabajar de 12 a 14 horas diarias.
Agentes de la Policía Nacional han desarticulado a dos grupos criminales que cataban jóvenes rumanas menores de edad y las obligaba a ejercer la prostitución en macro-prostíbulos de Gerona muy próximos a Francia.
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Las jóvenes, que venían a España para trabajar supuestamente como cuidadoras de niños, estaban continuamente controladas llegando a utilizar escáneres dactilares que registraban el comienzo y el final de cada jornada laboral de las mujeres. Con estos lectores de huellas también quedaban registrados cada uno de los servicios de las prostitutas.
Hay un total de 19 personas detenidas, entre ellas los principales cabecillas de las dos bandas, y se han identificado 215 víctimas que trabajaban en un macro-prostíbulo que llegó a facturar unos 60.000 euros diarios.
Las investigaciones comenzaron hace casi un año, momento en el que las víctimas de la organización de Rumanía realizaron varias denuncias. Las mujeres explicaron que se estaban captando a menores de edad prometiéndoles trabajo como cuidadoras en España.
El primer grupo estaba compuesto por ciudadanos rumanos asentados en la región de Braila (Rumanía), localidad de la que proceden la mayoría de las víctimas. El segundo grupo regentaba un gran prostíbulo en La Junquera, local en el que las mujeres eran explotadas sexual y laboralmente. Las chicas permanecían en situación cercana a la esclavitud, se les obligaba a hacer jornadas de 12 a 14 horas y a hacer uso de lectores digitales de huellas. Los datos se enviaban a un ordenador instalado en el club para controlar el trabajo de cada prostituta.