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La desigualdad crece con la crisis, pero no se reduce con el crecimiento

Un informe del CES evidencia que en la época de bonanza las diferencias entre ricos y pobres se mantuvieron estables, mientras que con la crisis se acentúan

Que el modelo de crecimiento español es disfuncional es algo ampliamente constatado. Sin embargo, el Consejo Económico y Social (CES) pone en evidencia otro grave desajuste en un informe recién publicado: la brecha entre ricos y pobres permaneció estable durante el último periodo de bonanza, desde mediados de los noventa hasta finales de la década pasada, pero con la crisis se ha ensanchado. Es decir, cuando se genera riqueza no se reparte mejor, y cuando llega la recesión la sufren más los más desfavorecidos.

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El texto analiza la evolución de la distribución de la renta desde mediados de los 80 y hasta 2011 y el papel redistributivo que juegan en ese periodo las políticas públicas. Quizá lo más destacable es el diagnóstico que se hace sobre la evolución de la desigualdad de rentas, por la luz que arroja sobre el reparto de la riqueza en el último periodo de bonanza y de la pobreza durante la crisis que aún está en marcha.

El trabajo constata que desde mediados de los 80 y hasta 1990 "se registra una reducción continuada de la desigualdad", truncada con la crisis de la primera mitad de los noventa, durante la que "la desigualdad aumentó". Lo notable sucede a continuación: en el periodo de "fuerte expansión económica y e intenso crecimiento del empleo" comprendido entre mediados de los 90 y 2007, el periodo de bonanza correspondiente a la burbuja del ladrillo, "la desigualdad no se redujo pese a haberse producido un crecimiento económico notable".

La crisis sí aumenta la desigualdad

"El retroceso [en la igualdad]que se produjo a tenor de la crisis económica de comienzo de los noventa se convirtió en permanente, no habiéndose producido mejoras en el periodo expansivo posterior", señala el informe, que apunta que después de este estancamiento en materia de igualdad en el periodo expansivo se ahonda la brecha entre ricos y pobres cuando llega la crisis: sus efectos en la desigualdad "han sido intensos, habiéndose producido un aumento bastante pronunciado desde que aquella diera comienzo".

El texto analiza la distribución de la renta por quintiles (es decir, divide la población en cinco tramos en función de su nivel de renta). Los datos evidencian que con la crisis "el porcentaje de renta de los quintiles intermedios se habría mantenido estable, mientras que las variaciones se habrían producido en los extremos, reduciéndose el porcentaje de renta del quintil más bajo y aumentando el porcentaje del más altos". Con la crisis, por tanto, los que tienen más ganan más y los que tienen menos ganan menos.

España destaca en desigualdad

En comparación con otros países europeos, el ensanchamiento de la brecha es mucho más marcado en nuestro país: "España, junto a Irlanda, es el país de la UE que ha experimentado el aumento más acusado en términos de desigualdad en el último periodo de crisis, mientras que el promedio europeo se mantenía estable".

La prueba, con datos: en 2007, el 20% de población con más ingresos tenía 5,3 veces más que el 20% con ingresos más bajos. En 2011, ese multiplicador era del 6,8: "se trata de un incremento de 1,5 puntos porcentuales en apenas tres años, el mayor y más pronunciado en los últimos años, lo que sitúa a España a la cabeza de la desigualdad en la UE", asevera el informe.

El empleo no garantiza menos desigualdad

Una de las conclusiones del análisis es que la creación de empleo no es garantía de reducción de la desigualdad, como prueba que en el periodo de bonanza en España, cuando se crearon millones de puestos de trabajo, la brecha entre ricos y pobres permaneciera estable. Más que el empleo, dice el trabajo, es "la intensidad laboral de los hogares, la distribución intrafamiliar del empleo o el desempleo y el peso de las ocupaciones de salarios bajos" lo que más importa.

Así, a diferencia de otros países europeos "en España la más alta incidencia del desempleo, la rotación laboral y la todavía menor tasa de actividad de las mujeres son factores que actúan en detrimento de la intensidad laboral de los hogares y, por ende, de la seguridad y cuantía de los ingresos". Así, la persistencia e incremento de la desigualdad de rentas tendría mucho que ver, según el informe, con el "fuerte peso de la contratación temporal" en España y con la importancia de que la "persona de referencia del hogar" tenga o no trabajo. "Cómo se distribuye el desempleo en el hogar es de suma importancia en el desarrollo de la desigualdad", señala el texto.

El trabajo ha sido aprobado por consenso de las organizaciones sindicales, empresariales y de la sociedad civil integradas en el CES, lo que pone de manifiesto una notable coincidencia en el diagnóstico de la crisis.

 
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