¿El principio del fin de la austeridad?

La austeridad podría empezar a tener sus días contados. Después de años en los que las instituciones europeas y el Gobierno alemán han defendido a ultranza los recortes y la reducción de gastos, en los últimos tiempos se empieza a vislumbrar la posibilidad de aflojar un poco el cinturón.

El Fondo Monetario Internacional pide desde hace un tiempo una relajación en estas políticas que han encendido las calles de varios países del sur de Europa. La voz de Christine Lagarde se encontraba siempre con la oposición de Alemania, quien lleva meses defendiendo que una relajación en el control del déficit conllevaría después un nuevo repunte de la crisis.

A Lagarde se han ido uniendo distintos partidos progresistas. El socialismo francés, el español o el portugués abogan por abrir la mano. Esta misma semana, un documento del Partido Socialista de Francia calificaba de "intransigencia egoísta" la actitud de Angela Merkel.

El debate de la austeridad comienza a entrar en un nuevo capítulo según se han ido sumando nuevos actores a la crítica de estas políticas. El propio presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso, afirmaba esta semana que los recortes han sobrepasado los límites. Y en la misma línea, el presidente del Parlamento Europeo, Martin Schulz, asegura este fin de semana que al pasar ese límite la Unión Europea ha llegado a una situación "terrible".

Cada vez más críticas que ponen en entredicho también el papel del Comisario Olli Rehn. El gran profeta de la austeridad seguía regañando esta semana a España por su alto nivel de paro, pero manteniéndose en la línea de que son necesarios los ajustes. Rehn ha sido criticado por la oposición progresista europea e incluso por economistas como el Premio Nobel Paul Krugman, quien le ha acusado en más de una ocasión de errar en todos sus pronósticos.