'Caso Faisán': la cronología de un chivatazo

En el año 2006 el juez Garzón dirigía una investigación judicial contra ETA y su aparato de extorsión. El foco se centraba en un bar de Irún, el bar Faisán, en el que presuntamente se llevaba a cabo el pago del impuesto revolucionario. Era una investigación más hasta que la policía intervino una conversación entre el dueño del local y alguien, que se identificó como "madero" y que alertó a éste de una próxima redada. Él mismo lo contó en el juicio:"Me dicen por teléfono que ya sé cómo están las cosas y que al amigo mío -un presunto etarra que vivía en Francia-, que iba a venir al día siguiente, le iban a registrar".

El tráfico de llamadas telefónicas entre los policías hoy condenados ha llevado a la Justicia a considerar probado que fue el inspector jefe José María Ballesteros quien en el bar Faisán puso en contacto a su dueño, Joseba Elosúa, con el jefe superior de Policía del País vasco, Enrique Pamiés, quien a su vez alertó a Elosua de que se iba a detener un presunto etarra que vivía en Francia y con quien el dueño de Faisán se iba a reunir ese mismo día. Se considera en la sentencia que esa advertencia se basó en el deseo de no obstaculizar el diálogo establecido entre el gobierno socialista y ETA y aprobado por el Congreso de los Diputados un año antes.

Durante estos años el 'caso Faisán' ha tenido una gran repercusión mediática, y una derivada política, al utilizarlo el Partido Popular como ariete contra el gobierno del PSOE y en concreto contra el que entonces era su ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba. "No vamos a aceptar que se produzca un carpetazo en este asunto -dijo Mariano Rajoy, entonces jefe de la oposición-, esté por enmedio el Gobierno o Garzón".

El juez Garzón imputó a los hoy condenados, pero la fiscalía de la Audiencia Nacional pidió cerrar la investigación al no hallar pruebas concluyentes. Con Garzón suspendido, asumió la causa el juez Ruz, que ordenó incoar el sumario que ha llegado a su punto final con la sentencia.