Brad Pitt, un rey de Hollywood con 50 años
El actor cumple medio siglo convertido en uno de los intérpretes más consolidados y exitosos del panorama actual
En Hollywood, como en todas partes, hay jerarquías que existen sin estar escritas pero se perciben cuando los obreros del cine se dejan ver en sus desfiles de alfombras rojas donde además de llamativos vestidos se lucen los invisibles galones que demuestran quién es quién en esa industria.
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Un espectáculo de cámaras y flashes, invitados desconocidos, profesionales respetados y rutilantes estrellas cuya fama suele exceder a su talento y que representan la cúspide de una sociedad de clases, donde el negocio se impone al arte, que vive de proyectar un ideal inalcanzable a una audiencia que quiere soñar despierta. Ese mundo de luces, maquillaje, cirugía y cartón-piedra, tiene también su propia realeza, una sin coronas, ni cetros, ni palacios, y que tampoco se hereda, que se gana siendo tan protagonista en la gran pantalla como en las portadas de las revistas.
Esa circunstancia permitió el ascenso a ese trono ficticio de un actor de Oklahoma llamado Brad Pitt que cumple 50 años el 18 de diciembre y que a pesar de su sangre plebeya -su padre era empresario del transporte y su madre conserje-, supo abrirse camino en la meca del cine con tenacidad y una cara bonita.
Lo hizo desde abajo y tuvo que compaginar sus primeras audiciones con empleos de chófer, camarero, guarda nocturno e incluso disfrazado de pollo como reclamo de una cadena de comida rápida. Aunque era el chico guapo, condujo su carrera a base de dramas, acción y suspense. Muchos más crímenes que escenas románticas le alejaron del perfil de galán tradicional.
Fue el ladrón seductor de 'Thelma & Louise' (1991), papel que consiguió de rebote tras renunciar Billy Baldwin, el que le dio el empujón que necesitaba para hacerse notar. Encadenó dos thrillers en 1993, 'Kalifornia' y 'Amor a quemarropa', para finalmente dar el paso definitivo en Hollywood con 'Entrevista con el vampiro' (1994). Ese largometraje escenificó el cambio de un ciclo. Coincidió en pantalla con Tom Cruise, aun en plenitud, y al que pronto usurparía el rol del más deseado de Hollywood, algo a lo que contribuyó su personaje en 'Leyendas de pasión'.
Pitt fue la primera persona en ser nombrada dos veces el hombre más atractivo del mundo por 'People'. Primero en 1995, después en 2000, el año en el que su matrimonio con Jennifer Aniston daría mucho que hablar. Durante ese lustro encadenaría éxitos como 'Se7en', 'La sombra del diablo', 'Siete años en el Tibet', y 'El club de la lucha', y en 1996 acallaría a quienes seguían admirando solo su belleza y no su trabajo al conseguir la candidatura al Óscar por 'Doce monos'.
Con la entrada del milenio Pitt era ya un gigante. Comenzó sus frecuentes colaboraciones con su amigo George Clooney, como la saga 'Ocean's' y apostó por la épica 'Troya' convertido en el héroe Aquiles, aunque el proyecto no cumplió con las expectativas en taquilla. Era 2004 y su vida volvería a cambiar durante la grabación de 'Mr. & Mrs. Smith'. Allí conoce a la guapa del momento, Angelina Jolie, 12 años más joven que él y de orígenes aristocráticos en Hollywood. Su padre, Jon Voight, era ganador de Óscar. Surge el amor y en 2005 Pitt se divorcia de Aniston y empieza una vida en común con Jolie. Nace una pareja que trasciende al resto, rellena el hueco dejado tras la separación de Cruise y Nicole Kidman (2001), y que los medios bautizan como 'Brangelina'.
El actor empezará a ejercer de padre hasta de un total de 6 hijos, entre biológicos y adoptados, y entra en un período de madurez en el que cuaja dos nominaciones al Óscar por 'El curioso caso de Benjamin Button' (2008) y 'Moneyball: Rompiendo las reglas' (2011), por la que además fue candidato como productor en la categoría de mejor película.
El fenómeno 'Brangelina' elevó aún más si cabe el interés por su vida y raro es ahora la semana que la prensa rosa en EEUU no llena páginas con historias sobre él y su futura esposa. Esa boda será previsiblemente una de las noticias de 2014. Antes Pitt volverá a visitar las alfombras rojas de Hollywood para la temporada de premios que está a la vuelta de la esquina y en la que su filme '12 años de esclavitud', donde hace de actor y productor, suena para los premios Oscar más importantes.
Irá seguramente del brazo de Jolie, su reina, como es costumbre. Se hará de rogar de acuerdo con su rango en Hollywood, ese que le permite desfilar sin hablar con los centenares de periodistas acreditados y saludará a diestro y siniestro con una mano y ese ligero giro de muñeca característico de las monarquías europeas que, con el tiempo, ha aprendido a dominar.