Sociedad

El año en que el PSOE escogió candidato

Ferraz y las principales federaciones quieren las primarias en noviembre o diciembre y el comité del sábado acotará la fecha

Visto de lejos, puede parecer un simple debate de fechas. Pero en realidad tiene que ver con la estrategia, las alianzas y, en última instancia, el poder. Por eso hay quien hubiera hecho ya las primarias, porque ven en ellas la ocasión para desplazar a Rubalcaba. Por eso hay quien las quiere lejos. Por eso importa el momento, porque en cuanto se abra el proceso -inédito, nunca un partido ha decidido en primarias abiertas a su candidato a La Moncloa- expondrá al PSOE ante su propia realidad. El calendario que más consenso genera y que discutirá el sábado el comité federal lleva esas primarias a finales de 2014.

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Desde que Alfredo Pérez Rubalcaba se convirtió en el secretario general del PSOE hay una pregunta que le acompaña: cuándo convocará las primarias a las que se comprometió. El martilleo molesta en Ferraz porque lo arrastra en todas las ruedas de prensa y ensombrece el mensaje político que quiere enviar la dirección, aunque en el partido saben que si la pregunta les ha perseguido todo este tiempo es porque no les ha urgido nunca darle respuesta. Saben también que por mucho que atribuyan el debate al morbo de los periodistas, la discusión la agitan muchas voces desde dentro, principalmente las que propugnan un cambio al frente del PSOE.

Esta semana Rubalcaba abrirá formalmente las conversaciones con los secretarios generales para determinar con ellos un calendario. El sábado próximo, el comité federal votará esa propuesta y en Ferraz aventuran que, a diferencia de lo que es tradición en el PSOE con los asuntos internos, "este fin de semana no habrá ruido". Conociendo al partido, es arriesgado pronosticar la calma, pero esta vez parece tener sustento.

La dirección federal es partidaria de que las primarias se celebren en otoño. Permitirá que, excepcionalmente, el PSPV -y puede que otras federaciones- convoque sus primarias en el primer trimestre. El grueso de territorios, sin embargo, celebraría las elecciones para sus candidatos autonómicos y municipales en septiembre u octubre de acuerdo con la propuesta con la que se trabaja ahora, pese a que otros prefieren incluso que sea en julio. Y, finalmente, el aspirante a La Moncloa saldría de las primarias abiertas que se dejarían para noviembre o diciembre.

"La consulta catalana no interferirá"

Algunos dirigentes reclaman que las primarias para las elecciones generales sean antes que las autonómicas, pero son minoría. Existen también voces que temen que Rubalcaba quiera ganar tiempo y al final aplace las primarias a 2015 aprovechando que la consulta catalana está convocada para noviembre. "Nada de 2015", asegura un miembro de la dirección. "Trabajamos para que sean en otoño", añade otro alto cargo de los socialistas. Esta opción tiene, además, un gran inconveniente: las federaciones más importantes quieren que la duda del candidato esté resuelta antes de las próximas Navidades.

La federación andaluza, la más poderosa, opta por celebrar primero las autonómicas y luego las generales. Pero todo en 2014. Reconocen que nadie les ha planteado retrasar la elección hasta 2015 y, si eso ocurriera, se opondrían. Ferraz conoce este planteamiento, como conoce el de la Comunidad Valenciana: "Conviene hacerlas a finales de año pero no hace falta que el comité de este sábado anuncie una fecha definitiva, no se puede estar ausente del contexto político externo", dicen en el PSPV en referencia a la consulta catalana. De ahí que este sábado el comité puede fijar una fecha aproximada, una horquilla o una "fecha chicle", como describe un barón. Extremadura, Madrid o Castilla-La Mancha quieren también que el asunto de las primarias se cierre este 2014.

¿Cuánta gente irá a votar?

El PSOE planteó las primarias como un revulsivo electoral -por eso Rubalcaba defendió acercarlas a las elecciones generales aunque otros empujaron para precipitarlas- pero muchos socialistas admiten que les preocupa cuál será la participación. "Esto no es Italia ni Francia -comentan-, países con más tradición y cuyos partidos socialdemócratas movilizaron a mucha gente en sus elecciones internas". El secretario de Organización evita siempre poner un listón, no quiere siquiera confirmar los cálculos que circulan entre dirigentes y que oscilan del medio millón al millón de votantes que vaticinan los más optimistas.

Las primarias, de las que el PSOE presume porque introducen un cambio en la cultura política de este país, suponen también riesgos que llevan a más de uno a aceptarlas porque no les queda más remedio. Primero porque el partido -y en especial ese ente conocido como el aparato- pierde el control sobre la elección, nada menos, que de su candidato a presidente. Y después porque los militantes, que contribuyen al partido con sus cuotas y con su tiempo, ven que su peso en una decisión tan relevante como esa se equipara al de ciudadanos que no están implicados en la vida de la formación y que participan tras pagar un euro. O dos.

La reacción ciudadana ante las primarias dará la medida del estado de forma del PSOE, que obtuvo en las últimas generales el peor resultado de su historia. Ferraz confía en que ganará las europeas de mayo y eso les permitirá abrir un ciclo electoral nuevo. Sostienen en la dirección que si se analizan bien las encuestas que se están publicando se ve cómo se consolida la tendencia que les mantiene por encima del PP. Pero para pronosticar mejor lo que puede ocurrir en las generales que vienen falta una clave fundamental: saber quién será el cabeza de cartel.

¿Quién liderará el PSOE?

Más que por los que han dicho que quieren presentarse, que de esos no hay, las quinielas en el PSOE se hacen por lo que no han dicho que no quieran. El círculo se cierra de momento sobre Patxi López, Carme Chacón y Eduardo Madina, que aprovechan en silencio para ir testando apoyos por si al final acaban dando un paso al frente. Aparecen otros nombres en las listas de posibles aspirantes, como Pedro Sánchez o Javier Fernández, pero los tres primeros -que coincidirán el sábado en el comité federal- son los más citados por la militancia junto a un cuarto dirigente que nunca se ha descartado: el propio Rubalcaba.

Importantes barones piensan que el secretario general no puede representar el futuro del PSOE y creen que su tiempo ha pasado ya. Otros, en el entorno del propio líder, consideran en cambio que si el partido tiene opciones de llegar al Gobierno ninguno de los aspirantes que suena tendría más experiencia ni apoyo que Rubalcaba. La que seguro que no entra en la carrera es la presidenta andaluza, Susana Díaz, que ha descartado presentarse a las primarias aunque nadie discute la influencia que tendrá en el proceso y a la que todos auguran largo recorrido.

En esas está el PSOE por dentro. Diseñando su estrategia de oposición para este 2014 mientras espera el día en que una elección sin precedentes aclare quién lidera el nuevo tiempo. Si el PSOE proclamó en su conferencia política que había vuelto, lo que tiene ahora que aclarar es con quién.