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'DEL PLATÓ AL ESCENARIO' | ENTREVISTA

Ginés García Millán: "El teatro y el cine nos hacen más libres"

Ginés García Millán es uno de los fichajes estrella de 'Cuéntame' de esta temporada y protagoniza, junto a Ana Belén, en teatro 'Kathie y el hipopótamo'

Ginés García Millán protagoniza 'Kathie y el hipopótamo' junto con Ana Belén(Teatro Español)

Ginés viene del plató de 'Cuéntame cómo pasó', la serie a la que se incorpora esta temporada como fichaje de relumbrón, para subirse al escenario con 'Kathie y el hipopótamo'. Dota de total sentido a esta sección, 'Del plató al escenario'. Y es que, este murciano de 49 años lleva ya muchos años combinando géneros interpretativos.

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Ginés García Millán es tranquilo, sereno y afable. Aguarda en el umbral de la cafetería de las Naves del Matadero, con la parka puesta, al periodista que lo debe entrevistar. Le estrecha la mano con el agradecimiento del actor que empieza y se ilusiona por ser entrevistado. Bisoño no es en el mundillo de la interpretación, ni mucho menos, pero sí es un tipo que se ilusiona y al que le ilusiona lo que hace.

Ser actor es lo único que, de verdad, Ginés no ha querido dejar al azar de la vida. "Sentía algo dentro", cuenta. Una fuerza que le obligó -en el mejor sentido de la palabra- a ser actor. Para lo demás, Ginés deja la puerta abierta a las fuerzas del destino, a la vida misma. Como si de una tómbola se tratase, atribuye muchas de sus experiencias vitales a simples deseos del azar. Lo que ha sido, lo que pudo ser. Su tranquilidad emana del alma. Su sonrisa aparece al trasladarse a su infancia, a su juventud. A esa Murcia en la que despejaba balones a la par que devoraba libros. No es añoranza, es recuerdo. Ginés sabe de dónde viene. Sabe dónde están sus raíces. Entre tanto, juguetea con las gafas, que permanecen en su mano. Alguna carcajada se le escapa al hablar de su Barça.

Siempre lo supo. Que sería actor. Que necesitaba dar salida a aquello que fluía por dentro. Es tan vocacional lo suyo con la interpretación que Ginés no sabe explicar con palabras lo que es ser actor. Da igual, con su mirada, con el gesto de su rostro, es suficiente para entender lo feliz que le hace este bendito oficio.

Termina la entrevista. Ginés paga los cafés; se empeña, es algo que da por descontado. Como muestra de agradecimiento. Quizá desconozca que con su actitud sólo hace incrementar la admiración y el respeto que el periodista que lo entrevista mantiene por este actor, uno de los mejores del panorama nacional. Se disculpa, se le ha hecho tarde. En unos minutos debe meterse en la piel de Antonio Zavala, su personaje en 'Kathie y el Hipopótamo'. Se despide con una sonrisa y un golpe en el hombro. Y un "gracias".

Os han prorrogado, eso siempre es bueno...

Eso es una excelente noticia. Estaremos hasta el 2 de febrero. Íbamos a estar hasta el 22 diciembre, así que un mes y medio más. Es un regalo para nosotros y un regalo para el público.

Cuando se hace una obra para representarla en un teatro público donde no suele estar más de un mes o mes y medio, ¿no es un poco injusto para los actores pasar casi más tiempo preparando la obra que luego representándola?

Es un problema de programación de los teatros. Las salas públicas se deben a una programación y tienen que ajustarse. Es un hándicap de las salas públicas. Lo bueno sería que un espectáculo que funcionara, estuviera todo el tiempo posible hasta que los espectadores quieran verlo.

También es una pena que montajes de teatro público no puedan salir de gira. En nuestro caso, aún no sabemos lo que vamos a hacer porque la producción [al hacer gira] sería independiente del Teatro Español.

Quizá para actores que sólo están ocupados unos meses en televisión es más fácil, pero para otros como tú que tan regularmente vas teniendo nuevos proyectos en la pequeña pantalla, ¿es complicado compaginar eso con el teatro?

En los tiempos que estamos, es una gran suerte trabajar en teatro, en tele o en cine. Si encima puedes hacer las dos cosas, eso es ya una lotería.

Se trata de optimizar el tiempo. Es mucho más complicado de cuadrar en los procesos de ensayo. Ahí es donde una obra se levanta, donde está la creación. En esos momentos hay que estar al 100% y cuando estás haciendo tele y teatro, es complicado. Necesitas estar con todo.

Una vez que la función está en cartel es más fácil. Es lo que se ha hecho siempre en este país cuando había trabajo.

En 'Kathie y el hipopótamo', la realidad y la imaginación (sueños, recuerdos) alternativamente se van uniéndose y separándose hasta dibujar un panorama en el que uno no sabe muy bien qué es lo real y qué es lo imaginario...

[Me interrumpe] Es como en la vida, se mezclan la realidad, la fantasía, la ficción, los sueños, el pensamiento...

¿Se usa la fantasía para escapar de la realidad o para sobrellevarla mejor?

A veces para escapar y, a veces, para sobrellevar. Y otras veces para sobrellevar el dolor de la vida y las trampas que nos hacemos para poder soportar ese dolor y lo que es la vida y la cotidianeidad.

Tu personaje requiere de muchos matices...

Sí, es un personaje muy interesante para trabajar. Está lo que dice, pero por debajo está lo que piensa y, por otra parte, lo que él quisiera ser. Esa mezcla es muy bonita e interesante para que trabaje un actor. Esos cambios en mi personaje, además, son radicales.

¿Es más interesante para el actor trabajar con personajes de teatro, en donde los textos parecen plasmar mejor su visión del mundo, sus pensamientos..., que con personajes de televisión que, de entrada, no sabes mucho de ellos?

Son diferentes técnicas y diferentes maneras, aunque la esencia es la misma. La esencia para trabajar a los personajes debe partir de la verdad y de lo orgánico. A partir de ahí, surgen las cosas.

Con un personaje cerrado, tú lo tienes escrito. En los procesos de ensayo, se crea ese personaje y luego no queda definitivamente cerrado, porque los personajes se fortalecen con la función de cada día. El secreto está en dejar siempre alguna puerta abierta para que el personaje siga creciendo y evolucionando. Eso hay que conseguirlo con la repetición de cada día; parece contradictorio, pero en el teatro es así y es algo maravilloso.

En televisión, los personajes están por crear a partir del capítulo dos o tres porque, cuando se empieza una serie, seguro que no hay más guiones escritos. Eso es fascinante porque los personajes ahí, evolucionan cómo evoluciona la vida. Si hay empatía entre guionista y actor, hay creaciones de personajes muy interesantes. Eso no te lo da ni el cine ni el teatro, porque es mucho más largo en el tiempo. Es un juego muy bonito, para el guionista y para el actor.

En esta obra, tú haces un poco de guionista. Interpretas a un escritor, un escritor que debe edulcorar el relato que le cuenta la señora que lo ha contratado. Con este personaje -o con el que interpretaste, también de escritor, en 'Los hijos se han dormido'-, ¿Eres capaz de meterte en la piel de un guionista?

Creo que hay que tener algo ahí para escribir que viene ya como de fábrica. Luego, la vida, también te va llevando por un sitio o por otro... La fortuna que tenemos los actores es que nuestro oficio nos hace vivir otros personajes, otras maneras de ver y entender el mundo. Es un aprendizaje continuo.

Cuando trabajas un personaje que no eres tú, descubres muchas cosas. Y descubres también muchas cosas que eres y no sabías que eras.

Yo me considero, sobre todo lector. Y creo que es muy difícil escribir y transmitir con la palabra. Eso es un don. Para mí, el arte total es la poesía. Te lleva a sitios maravillosos con la palabra. Me produce una envidia sana.

Hablando de poesía... El teatro en verso tiene esa musicalidad de la poesía, guarda cercanía con ella. Tú que has representado un 'Don Juan Tenorio', un 'Rey Lear'... ¿Por qué ahora se hace tan poco teatro clásico?

Si pensamos de una forma práctica, las obras clásicas tienen muchos personajes y, hoy en día, poner una obra en pie con muchos personajes, ¿quién lo puede hacer con le dinero que cuesta?

Todos quisieran hacer Shakespeare, Lope, Calderón... pero poner eso en pie cuesta mucho dinero. Y falta la infraestructura total para que eso se pueda dar. Por eso se hacen cosas con poquitos personajes...

Con poquitos personajes... pero con química. ¡Vaya química, feeling o como lo quieras llamar, que hay entre Ana Belén y tú en el escenario!

A nosotros nos parecía un texto de poner en pie. No es un texto fácil y que te den ganas inmediatas de montarlo. Es difícil de leer, es complejo. Así que dijimos: vamos todos en el mismo barco, a contar lo mismo y, como decía el gran Walter Vidarte, "tenemos que querernos mucho".

Creo que hemos puesto en pie un espectáculo digno, que refleja la obra y que se lleva muy bien con el texto escrito. Estamos muy contentos y que Vargas Llosa también está contento con él.

El montaje lo dirige Magüi Mira, veterana actriz. ¿Se nota algo distinto cuando te está dirigiendo alguien que ya ha sido dirigida como actriz o actor?

Magüi tiene un gran conocimiento de los actores porque ella es actriz. Ella fue muy sincera cuando me llamó: "He actuado mucho más que dirigido, y por eso entiendo la naturaleza del actor". Lo que ella ha intentado hacer es que estemos cómodos, que creamos en el proyecto y que creamos en la propuesta que ella tenía, ya que fue ella quien nos embarcó en esto.

Nos ha dado libertad para crear, nos ha hecho estar bien en los ensayos y ha sido muy positivo trabajar con ella.

¿Diferente porque ella también ha sido actriz? Cada director es diferente, es un mundo. El actor, lo que debe hacer es amoldarse a las maneras del director porque es su montaje e intentar comprenderlo. Con unos directores será más fácil y con otros más difícil.

Generalizando y también por lo que muchas veces he podido observar en rodajes de televisión... ¿Se echa de menos en este medio que los directores estén más encima del actor, como ocurre en el teatro? Muchas veces parece que sólo son realizadores...

Depende también de los directores. Al igual que en el teatro, en televisión hay buenos directores y directores regulares. También en el teatro están los que se interesan más por el aspecto visual que por los actores.

Lo que pasa muchas veces en televisión es que hay que trabajar muchas secuencias y hay poco tiempo. Seguramente, si tuviéramos más tiempo, las cosas se podrían hacer mejor. Aunque cada vez se hacen mejor.

Cuando en televisión, el director, además de realizar, sabe dirigir actores es maravilloso.

En teatro, por muy arropado que se esté por tus compañeros y por el público, debe haber momentos en los que uno se sienta tan solitario como un portero de fútbol... Tú que fuiste un prometedor portero de fútbol, ¿cambiaste eso por ser actor porque comprendías esa soledad del actor?

[Risas] Tiene que ver... Siempre creo que la filosofía del fútbol tiene mucho que ver con la filosofía de la vida. En el arte y en los procesos creativos, la soledad va con nosotros. Aparentemente, siempre estamos rodeados de gente, conociendo a gente... pero el proceso creativo es de mucha soledad. También es buena y necesaria para crear.

Una cosa bonita del fútbol, que lo hace imprevisible, es que tiene un punto de injusticia -no siempre gana el mejor ni el que más lo merece- que es muy similar al que encontramos en la profesión de actor: no siempre llegan los mejores, no es el mejor el más famoso, ni al que más gente lo ve....

Esto siempre ha pasado en estas profesiones. El actor que se siente actor verdadero tiene que sentirlo profundamente. Es una profesión muy hermosa, pero muy dura.

La profesión de actor no es estar en la tele, tener fama... es otra cosa. No sé definirte lo que es, pero uno lo siente; tiene la necesidad de mostrarse, de dar lo mejor de él y de buscar en la vida lo que sea para hacer esto.

En mi caso pienso que lo mejor que pude hacer es ser actor porque es mi mejor manera de comunicarme con el mundo y con los demás. La vida siempre es imprevisible, nunca sabes dónde te va a poner y lo que te va a dar.

Pero al igual que hablas de injusticia, yo siempre he creído en la justicia poética, que me parece la más hermosa de las justicias.

En un puerto de Murcia, como es Puerto Lumbreras, ¿qué le hace a un chavalín decidir que va a ser actor?

Uno tiene algo en su interior que te dice "quiero ser esto", lo que pasa que yo era muy buen portero. Estuve seleccionado en la Selección Española juvenil. Pero, desde muy pequeño, había algo dentro de mí. Me gustaba mucho leer, interpretar... Yo sabía que eso era lo que tenía que hacer.

En mi pueblo, hay quien me recuerda que de pequeño dije, en casa de mi bisabuelo, con una espada de manera y un gorro: "yo algún día seré actor".

Ahora has vuelto al pasado, al principio de los años ochenta, como hiciste cuando interpretaste a Adolfo Suárez y como haces ahora en 'Cuéntame'...

[Risas] ¡La mejor juventud! Los años ochenta con 18 años y toda la vida por delante. Era una época en la que teníamos muchas ganas de hacer cosas, era un despegue [sonríe]. Muchas ansias de libertad...

Respecto a 'Cuéntame', ha sido como llegar a una familia. Ellos son muy amables, se trabaja muy bien, muy organizado.

En 'Isabel' fuimos muchos los que lamentamos que la historia dictase que Juan Pacheco, tu personaje, tuviera que morir porque, la serie ha perdido mucho sin este personaje y sin ti -como ocurrió también con Pedro Casablanc-...

Lo pasamos muy bien [Sonríe]. Decíamos "¡qué putada las series históricas cuando quieren ser fieles a la historia!". Hubiera seguido encantado en 'Isabel'.

La primera temporada de 'Isabel' era muy dinámica y a la vez intimista, interesaba lo que le pasaba a los personajes. Lo que hizo muy bien es que te interesaras por el dolor, el sufrimiento o la ambición de los personajes. Eso es un acierto.

Bien porque sea en una tv-movie o bien porque tu personaje muera, seas protagonista o secundario, no sueles estar grandes periodos de tiempo en una serie, ¿te gustaría tener esa tranquilidad económica que da formar parte de una serie 4 años, por ejemplo?

No lo sé... Si es una serie buena, sí. Por ejemplo, Juan Pacheco, en 'Isabel', lo hubiera estado haciendo años y años. Los personajes, cuando están bien escritos y fluyen, es una gozada.

Mira, yo creo que Imanol ha hecho un trabajo fantástico. Lo que hace Imanol en 'Cuéntame' es maravilloso. Hay que reconocerlo. Y creo que de eso no te puedes cansar nunca.

Quizá el mayor acierto de 'Cuéntame' es que algunos de sus actores han conseguido hacer creer que sus personajes son de carne y hueso. Los fans de esta serie de cualquier parte del mundo te hablan de Antonio Alcántara, Merche o Carlitos como si fueran Messi, Rajoy o su vecino...

Esa empatía que se produce con el público y la televisión, a mí me gustaría que se diera en el cine, de nuevo.

Te cuento una anécdota. Estuve rodando, el año pasado, una película en México y me invitaron a cenar en una casa... y las niñas no querían sentarse conmigo en la mesa ¡porque yo le daba miedo! Me habían visto, a través del Canal Internacional de TVE, en 'Isabel' y 'Herederos' y les daba miedo [Ríe].

Es maravillosa esa empatía. Y es maravilloso que TVE se vea en Latinoamérica. Nuestra fuerza y nuestro tesoro más importante es la lengua. En lo audiovisual no hemos sabido dirigir esfuerzos hacia allí. Ahora parece que se está haciendo. Es importante.

¿A quién le sacarías tú, como amante del fútbol, una tarjeta roja?

Se la sacaría a los políticos y a la gestión que están haciendo con la cultura y la educación. Para tener un país potente y libre, la cultura y la educación son absolutamente necesarias.

El teatro, el cine, las artes... todo parte en la escuela. Todos los esfuerzos que se hagan en la escuela serán fundamentales para tener luego buenos espectadores de teatro y cine. Con buenos espectadores, habrá un buen teatro y un buen cine.

¿Cómo le explicas tú a alguien que no suele ir al teatro ni al cine que el ayuntamiento de su ciudad debería gastarse dinero en traer tal obra?

Es que es necesario. El arte y la educación nos hacen más libres. El teatro y el cine nos hacen más libres. Por eso es necesario.

Es una pena que haya obras que no puedan llegar a ciertos sitios porque los ayuntamientos se han quedado sin dinero o porque no asignan presupuestos para tener una programación en capitales de provincia.

¿Qué puedes prometer y prometes? [Ya que dio vida a Adolfo Suárez en su biopic televisivo]

No me gusta prometer [Sonríe]

¿Fue bonito interpretar a Adolfo Suárez?

Muy bonito. Me lo pasé muy bien y me gustó mucho. Aprendí mucho del personaje. Leí mucho sobre él: lo bueno, lo malo y lo regular. Quedé saturado.

La historia también es como el cine: según dónde pongas la cámara, tienes un plano o tienes otro. Al final, tienes que hacer lo que dice el guion, pero me sirvió para aprender mucho y me parece un personaje fascinante, de tragedia griega.

¿Tú, ahora, le darías el consejo a un chaval de que hiciera lo que tú y dejase el fútbol para meterse a actor?

[Sonríe] Eso de dar consejos es como lo de las promesas, tampoco me gustan. Le diría que si quiere ser actor, que sea actor. Pero eso lo debe de sentir. Hay algo que tú lo sabes. Si has nacido para ello, lo sabes y tienes que serlo.

Es lo que te he dicho antes, es una profesión que no tiene nada que ver con la fama y la popularidad. Es algo más que todo eso.

Quien quiera se famoso, que haga otra cosa, pero eso no tiene nada que ver con ser actor.

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Bipolaridad televisiva

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