Un deporte de villanos jugado por caballeros

El rugby, lejos de lo que pueda parecer, es un deporte muy ordenado donde cada jugador tiene una misión concreta que debe cumplir. La variedad de conceptos y funciones permite que cualquier tipo de físico pueda jugar, siempre y cuando encuentre la posición idónea para sus facultades. Esto lo convierte en un deporte aglutinador de talentos.

Relacionado con las plantillas, la principal característica que define a la competición del 'Seis Naciones' es que los equipos juegan con 15 jugadores de campo (el 'XV'), en la modalidad de 'Rugby Union' o 'Rugby 15'. Esto lo diferencia de otras competiciones como el 'Rugby League' o 'Rugby 13' y el 'Rugby 7' o 'Seven a side'.

Los países del 'Seis Naciones' contarán entonces con 15 jugadores de campo y ocho suplentes. Las posiciones son fáciles de reconocer porque están directamente relacionadas con el número que porta cada componente del equipo a la espalda. Los conjuntos dividen su 'XV' en dos grupos claramente diferenciados: delanteros y tres cuartos. Vamos a resolver las dudas que a veces puede plantear la riqueza táctica de este juego.

Los 'delanteros' o 'forwards' forman un pack de 8. Un grupo de guerreros. Son la primera línea defensiva, el límite que no debe cruzar el equipo rival. Su función principal es crear la melé, formación de 3-2-3 en la que se pugna por el oval. Además de apoyar el juego ofensivo de sus tres cuartos. Con un físico descomunal, son los más altos, 'gordos' y potentes del equipo. Adoran el juego de contacto, 'pegarse' con la delantera rival y salir del campo embarrados hasta las cejas.

Sus antagonistas son los 'tres cuartos' o 'backs'. Una reunión de siete caballeros que aportan el cerebro y la velocidad a las acciones del equipo. Son los que dan sentido al juego de ataque y en la mayoría de ocasiones los que hacer subir puntos al marcador. Más esbeltos y bajitos, disponen de las aptitudes necesarias para marcharse en el uno contra uno. Su papel pasa por hacer 'virguerías'.

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Delanteros, los sabuesos del equipo.

Primera línea. Formada por tres jugadores: dos 'pilares' y un 'talonador'. Los pilares son los números 1 y 3 del equipo. Izquierdo y derecho. Se colocan a los lados del 'talonador' para formar la línea de contacto con la delantera rival en las melés. Muy fuertes de cintura para arriba y con gran resistencia, se encargan de fijar la melé y evitar que se caiga. También levantan a los saltadores en el saque de 'line out'.

El 'talonador' es el número 2 del equipo. Su cabeza es el ariete empujado por los otros siete delanteros para ganar la posesión de la melé y quien patea el oval hacia atrás. Es uno de los jugadores más fáciles de reconocer dentro del equipo: no tan alto como los otros delanteros y con una mayor masa corporal. Sin embargo, tiene que tener un buen manejo de manos para lanzar la pelota en los saques desde la línea de 'touch'.

Segunda línea. Compuesta por dos integrantes conocidos por el mismo nombre. Dorsales 4 y 5 del equipo, dispuestos a ejercer la fuerza suficiente para que su melé avance. Son los 'larguiruchos' del rugby, los más estilizados sin perder un torso superior privilegiado que les permita saltar a por el balón en la 'touch'. Suplen su menor destreza para el juego con posiblemente el mejor físico de toda la alineación.

Tercera línea. Los dos 'flankers' y el 'número 8' o 'tercer centro' ocupan esta demarcación. Los 'flankers' son el 6 y 7 del grupo. Siempre atentos a todo lo que ocurre alrededor de la melé. Son conocidos por ser grandes 'placadores', buscando la pérdida contraria. Velocidad y potencia en el intento de parar al 'número 8' rival que salga de la formación o al 'medio melé' que reciba el cuero.

El 'número 8' o 'tercer centro' es el último de los delanteros, el 'tapón' en la melé. Jugador con una gran capacidad para leer los espacios. Puede sorprender y salir con la pelota jugada de la melé. Parte fundamental para construir las fases de ataque de su equipo, siendo el jugador más parecido físicamente a los tres cuartos aunque con algo más de envergadura y espíritu defensivo.

Los tres cuartos, ingeniería intelectual para crear.

Medio melé. Con el 9 a la espalda es el cerebro del equipo. El jugador que toma las decisiones para construir la transición entre defensa y ataque. Siete jugadores delante y siete detrás con un enlace entre medias: el medio melé. Capacidad de liderazgo y organización al servicio del jugador que mejor comprende el juego. Es el encargado de introducir y sacar el balón de las formaciones. Debe ser el seguro que tome las riendas para seleccionar las fases de ataque.

Apertura. Forma la bisagra del equipo junto con el 9. Él lleva el 10. Ambos tienen una gran destreza de pase pero se diferencian en que el apertura es un gran 'pateador'. Se ayudan a construir el juego mutuamente aunque al final sea el apertura quien efectúe la jugada o la interprete. Si se busca al jugador más creativo del equipo se encontrará en el 10.

Alas. Conocidos en el mundo angloparlante como 'wings'. La punta de velocidad al servicio del espectáculo. La inyección de adrenalina. Los números 11 y 14 son los jugadores más pegados a las líneas laterales para abrir el juego. Menudos y excelentes 'fintadores' para superar la línea rival y ser los principales encargados de conseguir los ensayos. Pasan largas fases del partido desaparecidos pero tienen que estar listos para marcar la diferencia.

Centros. Primer (12) y segundo centro (13) o lo que es lo mismo, los más duros de los tres cuartos. Perforan las defensas rivales buscando cualquier grieta, pero a la vez son la 'tirita' en forma de 'tackle' cuando un rival escapa al embrujo de sus delanteros. Una de las posiciones con más diversidad de físicos. Desde grandes cuerpos hasta finos estilistas. Pero lo que sí es seguro es que deben aunar destreza en ataque con una gran intensidad defensiva. Una de las posiciones más completas.

Zaguero. El protector. El último número de la formación, el 15. Considerado la línea terminal de defensa, la frontera antes de ensayar. Lo último que ven los ojos del jugador que porta el oval antes de recibir el 'tackle' salvador. En su maleta de viaje debe llevar siempre una gran capacidad de salto para recepcionar, una pierna capaz de patear a gran distancia y unas manos ágiles, capaces de frenar en seco la avanzadilla rival.

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