Sociedad
BALANCE DE CAMPAÑA

Al PP se le vuelve la campaña en contra

La campaña ha estado marcada por el asesinato de Isabel Carrasco y el comentario machista de Cañete que dinamitó la estrategia del PP

Mariano Rajoy junto a Alicia Sánchez-Camacho al comienzo del mitin del PP en Barcelona en apoyo del candidato popular para las elecciones europeas, Miquel Árias Cañete, y Santiago Fisas, del PPCEFE/Marta Pérez

El presidente del Gobierno está convencido de que su formación puede ganar las europeas en Andalucía. Los suyos creen que pueden estrechar el margen pero que Rajoy es demasiado optimista.

La campaña arrancó unas horas después de que el Partido Popular hiciera, al menos aparentemente, las paces con José María Aznar. Ya en la pegada de carteles, todos los dirigentes populares exhibían a su candidato. Fue una noche triste por el fallecimiento de cinco menores en Extremadura. Una noticia que tiñó todos los discursos y dejó la política en un segundo plano. Fue el primer minuto de silencio de varios que se fueron sucediendo a lo largo de los días.

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El 9 de mayo llegó el primer mitin de Mariano Rajoy en Zaragoza. El primero de muchos. Un total de nueve. El presidente del Gobierno, consciente de que el 25 de mayo afronta su primer test desde que llegó a La Moncloa, se implicó de lleno. Quiere que las urnas avalen sus políticas, sus recortes y sus subidas de impuestos. Y ha ido pidiendo el voto para su formación diciendo que es la única capaz de combatir la crisis. Esa ha sido la idea principal que ha esgrimido en todos sus actos mientras iba elevando el tono contra los socialistas, a los que ha calificado, entre otras cosas de "incapaces" e "irresponsables".

La primera semana fue una inusual caravana electoral y vino marcada por el asesinato de la presidenta de la Diputación de León, Isabel Carrasco. Todo se paralizó. Las agendas se modificaron y también fue el primer momento en que PP y PSOE se enzarzaron en una guerra porque no se ponían de acuerdo a la hora de cambiar la fecha del debate entre Miguel Arias Cañete y Elena Valenciano.

El candidato popular perdió ese cara a cara. Él mismo lo reconoció después de que sus propios compañeros de partido le criticaran en privado. Para muchos el primer error fue partir como favorito y confiarse. Luego se fueron sumando otros: estaba encorsetado, leyó mucho, era muy técnico frente a temas humanos...

En el PP se elevaron las voces internas pidiendo la cabeza del sociólogo de cabecera de Rajoy, Pedro Arriola, por diseñar una campaña tan plana. También la de Carlos Floriano por no saber reaccionar ante los problemas que se les venían encima. Aunque en Génova les han llegado a defender recordando que "solo estaban cumpliendo órdenes que venían de arriba"

Era difícil controlar a Cañete y se comprobó horas después del debate. "Si haces un abuso de superioridad intelectual, o lo que sea, parece que eres un machista que está acorralando a una mujer indefensa", dijo en una entrevista en Antena 3. Y con ese comentario machista todo estalló por los aires.

Debate entre Valenciano y Cañete

La campaña se volvió en contra del PP. De golpe. Desde dentro. El PSOE dio con una baza inesperada y algunos conservadores se alarmaron. Cuando todas las encuestas les otorgaban la victoria, de pronto, tuvieron que empezar a hacer cálculos.

Algunos no las tienen todas consigo. Otros sostienen que ganarán a pesar de todo porque no hay alternativa. Y esperan que los partidos pequeños no les hagan mucho daño. Por si acaso, Rajoy se ha encargado de decir hasta la saciedad que "un solo parlamentario" no tiene peso ni voz en Europa.

Desde el primer minuto a Cañete le aconsejaron que pidiera perdón. Pero no lo hizo hasta el quinto día, acumulando errores: elogios exagerados a sus compañeras de partido, fotos con una despedida de solteras y una entrevista en 'La Razón' en que achacaba sus palabras al "cansancio".

La lluvia de reproches tuvo su efecto. Cañete acusó el golpe y los que le rodean dicen que le vieron "tocado". Hasta el mitin de Barcelona, el primero en el que coincidió con Rajoy. El presidente del Gobierno dijo no de nuevo a la consulta y dejó claro que una Cataluña fuera de España estaría, a su entender, "fuera del mundo". No hubo ningún mensaje nuevo.

Todo se centró en ver si respaldaba a su candidato. Y, por supuesto, salió en su auxilio asegurando que era "el mejor" y desgranando su currículum como prueba de su experiencia. Luego ambos volvieron juntos en avión y, según cuentan los colaboradores de Cañete, tras el viaje, este respiró aliviado.

En la recta final, el Partido Popular trató de esconder a su candidato, otorgándole todo el protagonismo al presidente del Gobierno. Pero la madeja se enredó aún más. Cuanto más se trataba de arreglar, más empeoraba. Por eso se decidió dar un giro Rajoy obligó a Cañete a pedir disculpas.

El candidato del PP reconocía que había estado "desafortunado" a la hora de expresarse y señalaba que no había querido ofender a nadie. Mientras tanto, los estrategas populares buscaban algo con lo que atacar al PSOE y su número dos, Ramón Jáuregui se lo puso en bandeja al calificar de "incidente" que el presidente de los socialistas de Euskadi, Jesús Eguiguren hubiese sido condenado por una falta de lesiones contra su mujer en 1992.

Mientras tanto, Rajoy siguió lanzando mensajes y arremetiendo contra sus adversarios políticos. Un día se sirvió de los dirigentes socialistas europeos para criticar al PSOE. En su opinión, no era lógico que todos ensalzaran sus reformas y aquí no se reconocieran.

Otro, aprovechó la visita del primer ministro francés, Manuel Valls para decir que a diferencia de él, su Ejecutivo no había tenido que congelar las pensiones. Mientras tanto, la formación de Alfredo Pérez Rubalcaba se encargaba de entorpecer la candidatura de Cañete como comisario.

Así hasta el mitin de cierre en el que Rajoy sacó pecho al recordar a los que hablaban de rescate y se permitían decirle lo que tenía que hacer. No quiso dar nombres. Pero presumió de resultados y de que vendrán "buenas noticias".

La caravana tocaba a su fin y a la hora de hacer balance hay que resaltar que no ha habido ni una sola rueda de prensa de Rajoy o Cañete. Ni encuentros con ellos o sus asesores. El jefe del Ejecutivo solo mantuvo una charla informal con los periodistas, de cinco minutos en la estación de tren de Cuenta. En ella se mostró convencido de que el PP ganará en Andalucía, a donde viajó dos veces. En la formación regional creen que puede estrechar el margen pero no son tan optimistas como él. Junto a esta comunidad autónoma, el PP se ha esforzado en la valenciana y en Madrid, los dos feudos conservadores en juego de cara a las próximas elecciones.

Rajoy: "Tenemos un número uno que es el mejor: conoce las instituciones europeas y es respetado"

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