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ENTREVISTA

Greenwald: "Las presiones no son un argumento para no publicar"

El periodista de investigación Glenn Greenwald explica en su libro las prácticas del espionaje estadounidense

El periodista Glenn Greenwald durante la presentación de su libro(GETTY)

El periodista Glenn Greenwald durante la presentación de su libro

A punto de cumplirse un año de las primeras publicaciones sobre el espionaje de la NSA, Glenn Greenwald pasa por España tras viajar a EE.UU. para recibir el premio Pulitzer y visitar a Edward Snowden en Rusia. La Cadena SER habla con Greenwald sobre periodismo, censura y espionaje.

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Ya ha pasado lo peor. Recibido el premio Pulizter, Glenn Greenwald entra en la historia de las grandes coberturas del periodismo norteamericano y se sacude, por fin, las acusaciones que ponían al ingeniero de la NSA, Edward Snowen, y al periodista en el mismo rasero. Greenwald ha estado en el objetivo de las autoridades norteamericanas y ha sufrido tanto las presiones personales como las que recibió el The Guardian, el periódico que apostó desde el principio por una cobertura a la que llega el éxito después de superar muchos obstáculos por cada publicación del denominado NSA Leaks.

Greenwald ha destapado cómo el espionaje estadounidense vulnera la privacidad de las personas. Pero también ha abierto un debate en el periodismo que ha puesto en el centro de las controversias las filtraciones y la ética periodística. He aquí un resumen de algunas de sus reflexiones durante una conversación a su paso por Madrid.

Sobre la victoria y el blindaje del Pulizter

"Es muy importante haber recibido el Pulitzer. Había un debate en los medios americanos sobre si lo que estábamos haciendo era periodismo. Había gente incluso que intentaba decir que la difusión de los documentos que estábamos publicando no era periodismo sino un crimen, y otra mucha gente argumentaba que la actuación de Snowden era dañina y destructiva. Así que ganar el premio más prestigioso en periodismo significa reconocer en nuestras informaciones un servicio público y responde a la cuestión de que hacíamos periodismo. Finalmente, lo que está diciendo ese premio es que Snowden hizo algo que está justificado, su misión ha tenido un buen resultado para la gente".

Periodismo, a pesar de todo

Greenwald recuerda que Snowden le eligió porque había leído sus artículos escritos durante años en su blog sobre la NSA y el espionaje, sabía que era un experto. Pero sobre todo porque quería estar seguro que si arriesgaba su vida con el fin de revelar estos documentos al mundo iba a tener a un periodista dispuesto a contarlo. "Estaba muy preocupado por si facilitaba estos documentos al NYT o algún otro gran medio nacional o revistas conocidas serían intimidados por el Gobierno, recibirían presiones y no estaba seguro de que pudieran aguantarlas. Snowden sabía que yo iba a publicarlo al margen de cualquier amenaza", afirma.

Las publicaciones en el Washington Post o el Guardian no estuvieron exentas de amenazas. La pareja sentimental de Greenwald fue retenida durante 11 horas en el aeropuerto de Heathrow, Londres, donde intentaron confiscar el material sin publicar retenido bajo la ley antiterrorista. A los periodistas del Guardian no les renovaban los visados en la sede de Nueva York. Y el propio Alan Rusbridger, recién premiado en España con el Ortega y Gasset, hacía referencia en su discurso al intento del Gobierno para evitar la publicación sobre el espionaje de la NSA.

Al principio, recuerda Greenwald, "pasé mucho tiempo intentando entender quién era Snowden, que había estado haciendo, si era quien decía ser. Finalmente pude comprobar que podía confiar en la información que me dio".

"Sabíamos que tendríamos que publicar deprisa las historias, el Gobierno de EEUU estuvo 5 o 6 meses amenazando y diciéndonos que había muchas posibilidades de que si volvíamos a Estados Unidos seríamos considerados como criminales. Había un riesgo real en publicar la historia. Sabíamos que esto era algo que podría ocurrir, que el gobierno norteamericano estaría realmente furioso con la publicación de los NSA Leaks".

Con las autoridades norteamericanas siguiéndole la pista, la atención global les protegió. "Creo que el hecho de que el mundo entero estuviera mirando nos ayudó. Y pude trabajar cada una de las historias en Brasil porque el Gobierno brasileño me apoyó mucho, me sentí seguro en Brasil, definitivamente tuve la protección que necesitaba", reconoce.

Sobre la protección de documentos secretos

"Había mucho trabajo que hacer. El problema es que teníamos mucha documentación y lo más difícil era discriminar, con responsabilidad, qué documentos secretos publicar y cuáles no. Nos llevó mucho tiempo trabajar sobre los documentos. Consultamos y necesitamos el trabajo de los expertos, trabajamos muchas horas con ellos, finalmente teníamos la seguridad de saber con qué tipo de papeles secretos estábamos trabajando y pudimos publicarlos".

¿Sólo el Guardian o el Washington Post podían hacer este trabajo? ¿Tienen las redacciones convencionales la agilidad y herramientas necesarias para abordar grandes investigaciones? "Los documentos fueron protegidos, "capados", uno a uno por mí en Brasil", recuerda. "El Guardian disponía de gran parte de las filtraciones pero no todas, el material original siempre estuvo en mis manos. Hay herramientas y distintas maneras de proteger los documentos como estos, el propio Edward Snowden fue entrenado en la NSA para proteger este tipo de documentos y evitar que sean hackeados o robados. Era imprescindible que en el Guardian la redacción supiera trabajar con estas herramientas, y el Guardian estaba preparado para ello", comenta.

Sobre el programa PRISM, Google y Facebook

"Hay gran preocupación en los consejos de ambas compañías. Sus negocios están viendo seriamente amenazados por la posibilidad de que en el futuro la gente no quiera usarlos. Las revelaciones sobre cómo colaboran con el espionaje de la NSA han trascendido y la gente sabe que no garantizan la privacidad de la información, de manera que hay otras compañías en otros países que están creciendo sobre la garantía de esa protección. El programa PRISM, que permite un acceso directo a los servidores de estas compañías, fue negado en principio pero los documentos eran muy claros al respecto", explica.

Sobre qué publicar y las críticas de Wikileaks

"El Gobierno, en cada caso, nos insistió muchas veces en no publicar la documentación, nos rogaba que no lo hiciéramos porque ayudaría a los terroristas, pondría en peligro la seguridad de la gente, y así es como intentó manipular el proceso del trabajo periodístico. El hecho de que te pida que no publiques algo no puede ser una razón para no publicarlo, uno tiene que hacer su propio juicio. Teníamos decenas de miles de documentos que nos dio Snowden, sólo publicamos un porcentaje muy pequeño y tuvimos muchísimo cuidado para estar seguros de que los papeles publicados no dañarían a nadie. De hecho, pecamos de exceso de precaución. El público tiene derecho a saber que está haciendo el gobierno de EEUU con su privacidad y en Internet y esta fue la idea fuerza que nos guió", declara.

Greenwald ha sido criticado por publicar demasiado, pero también, por quedarse corto. El fundador de Wikileaks, Julian Assange, arremetió contra la última publicación en el nuevo medio de Greenwald, The Intercept. El periodista publicó que EEUU está recopilando y grabando las conversaciones de móviles de cinco países, entre ellos Bahamas, México, Filipinas y Kenia. Países que, según Greenwald, EEUU no puede acusar de favorecer al terrorismo. El quinto país, no ha sido revelado. Assange cargaba contra el periodista norteamericano por ocultar la información. Según explica, en este caso ha valorado que puede afectar a la seguridad de ciertas personas y recuerda que Snowden le eligió a él porque no le gustó la manera en la que Wikileaks hacía pública la información, Snowden necesitaba un periodista.

Sobre medios convencionales y recién llegados

¿No ha sido necesaria la protección judicial y personal de los grandes medios con los que ha trabajado para soportar mejor las presiones del Gobierno? "Lo miraría al revés", responde. "Un problema con los medios norteamericanos, como el Guardian, el Washington Post y el New York Times es que tienen una gran deuda financiera, temen que si las noticias son muy agresivas o dañinas las administraciones se querellarán y no podrán permitírselo. Tienen cierto miedo institucional. Nosotros no tenemos que preocuparnos por problemas de financiación, o por ser demandados por corporaciones y gobiernos, tenemos los recursos necesarios para defendernos de eso, justo lo que necesitas para hacer periodismo".

En defensa de The Intercept, argumenta que "lo más importante sobre los nuevos medios es que el periodismo gana en independencia, están diseñados para permitir que se escuchen voces independientes. Nosotros estamos intentando crear una nueva organización mediática que tenga fondos para proveer de herramientas necesarias a los periodistas y al mismo tiempo dar la libertad necesaria para escribir sobre lo que quieran evitando en lo posible las interferencias".

"No creo que los antiguos medios absorban a los nuevos, hay mucha gente en Internet que no quiere formar parte de ellos, no aceptan las presiones y valoran la libertad de expresión, por convicción y pasión periodística. Hay cierta estrategia desde las grandes corporaciones para absorber a los nuevos medios pero va a ser difícil que lo consigan, hay una mentalidad en los nuevos de no querer ser absorbidos, no es sólo un debate sobre la tecnología", vislumbra.

Greenwald dejó la redacción del Guardian para montar su propio medio. El diario británico recibió su primer premio Pulizer gracias a su trabajo junto a Laura Poitras. Actualmente, prepara varias informaciones sobre casos concretos de espionaje a críticos e intelectuales en EEUU a quienes pretenden desprestigiar y que, según sus palabras, ilustran el propósito del sistema de espionaje y cómo funciona.

Glenn Greenwald ha pasado por España para promocionar la edición en español de su libro 'Snowden. Sin un lugar donde esconderse'.

 
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