Irak: una guerra sin fin
Se estima que al menos 10.000 hombres integran ISIS, el grupo llamado Estado Islámico de Irak y Siria
El grupo derivado de Al Qaeda en Irak quiere crear un estado suní que borre las fronteras entre el norte de Siria (buena parte del cual está ya bajo su control) y el noroeste de Irak. Su avance de esta semana consolida a ISIS como el más pujante de todos los derivados o filiales de Al Qaeda.
Más información
- La ONU cifra en un millón el número de desplazados dentro de Irak
- Los insurgentes atacan la principal refinería de Irak
- Blair rechaza que la crisis en Irak se deba a la invasión de 2003
- Los insurgentes iraquíes toman tres localidades más de la provincia de Anbar
- El primer ministro en funciones de Irak se aferra a la jefatura del Gobierno
- Las milicias suníes ganan terreno en Irak
- Obama autoriza bombardeos en Irak para frenar el avance de los yihadistas
- EEUU envía un portaaviones al golfo Pérsico en previsión de una posible intervención en Irak
- El ISIS asegura haber ejecutado a 1.700 soldados iraquíes durante su ofensiva en Salahuddin
- La ONU corrobora cientos de ejecuciones sumarias en Irak
El líder de ISIS es Abu Bakr Al-Baghdadi, por cuya captura el gobierno de EEUU ofrece 10 millones de dólares. No se sabe mucho de Al-Baghdadi, aunque es evidente su visión estratégica y militar. Algunos prefieren destacar su profundo conocimiento del islam, mientras otros subrayan sus métodos violentos. Pero no sólo ISIS lleva a cabo la ofensiva suní. Hay otros grupos insurgentes, más o menos radicales, y en todos además hay presencia de elementos baazistas, colaboradores o seguidores de Sadam Husein.
El éxito del avance de las milicias suníes tiene razones políticas achacables directamente a la gestión del primer ministro Nuri al Maliki. Maliki lleva ya ocho años en el poder y ahora busca alianzas para un tercer mandato tras las elecciones de abril de 2014. Maliki es chií, como la mayoría de los iraquíes, y en estos ocho años no sólo ha exacerbado las tensiones entre chiíes, suníes y kurdos, sino que, a pesar de la riqueza en hidrocarburos del país, ha sido incapaz de dotar de servicios públicos y empleo a la población.
El analista David Ignatius decía esta misma semana en el 'Washington Post': "Nouri al-Maliki, es un político sectario que polariza y que ha perdido la confianza del ejército y de la nación. No puede acabar con las escisiones en Irak por muchas armas que la administración de Obama le envíe".
Los suníes han llevado a cabo protestas masivas desde el 2011. La respuesta del gobierno ha sido en muchos casos la represión violenta. Esta represión ha contribuido al auge de las milicias suníes que han plantado cara a Maliki, cada vez como vemos con mayor éxito.