Vino y gafas de bucear
La batalla del vino de Haro, uno de los principales núcleos bodegueros de La Rioja, ha reunido a más de 10.000 luchadores armados con 130.000 litros de tinto
Sólo los más valientes lograron pasar la noche en vela antes de entrar en combate... y ahí estaba yo. Antes de la fiesta se celebró una misa en la Ermita de San Felices, el patrón de la localidad, pero hubo algún impaciente que no logró esperar hasta el final. Unos 10.000 guerreros acudimos el pasado domingo a los Riscos de Bilibio con armas de todo tipo y solo una munición: el vino. Esta reportera, muy a su pesar, carecía de pistola, bota, cubo o porrón, y contaba con unas gafas de bucear como única defensa. Pero ganar o perder es lo de menos. En la batalla del vino de Haro (La Rioja) lo importante es disfrutar y ver cómo los recién llegados no duran más de tres metros sin ser manchados.
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Los caminos se convirtieron en auténticos ríos de vino pero parte de los 130.000 litros utilizados (el Ayuntamiento repartió 3.000 y el resto lo aportaron los asistentes) no llegó siquiera a tocar el suelo. Bastaba con escurrir la ropa para darse cuenta de ello. Por eso, algunas horas despues, decidí abandonar mi atuendo en la habitación del hotel.
Una vez librada la batalla y habiendo dado un tiempo a los rezagados que se quedaron luchando y reponiendo fuerzas en lo alto de los riscos, los periodistas invitados por el Gobierno de La Rioja nos dirigimos a la plaza de la Paz para, bajo el sol y con música de orquesta de fondo, esperar la llegada del resto de peregrinos.
Resultó entrañable y sorprendente que el público de la batalla no entendiera de edades. Se trata de un evento tradicional (declarado de Interés Turístico Nacional) que lleva celebrándose más de 60 años y las familias se encargan de transmitirlo de generación en generación, por lo que la imagen del niño de tres años subido a hombros de su padre, ambos armados, era del todo común.
Acabada la fiesta opté por no llevarme el vino puesto pero sí alguna botella de Cvne, una de las bodegas más conocidas de Haro, que además este año está de enhorabuena porque la revista estadounidense Wine Spectator ha situado el Imperial Gran Reserva 2004 en lo más alto de la lista de los 100 mejores vinos del mundo.
El concejal de Festejos de Haro, José Luis González, ha explicado a EFE que el camping de la localidad, que tiene una capacidad para 3.500 personas, estaba completo el domingo. "Además he contado cinco autobuses, tres australianos y dos norteamericanos, lo cual demuestra el gran interés que despierta esta fiesta", ha añadido.
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